El pincel de Pilar Canduela 'pesca' en la almadraba

Entre todas las secuencias de imágenes que recibe durante su vida, el ojo humano tiende a fijarse en la lucha. El de Pilar Canduela (Santander 1965) no fue ajeno al combate festivo de las levantás de la almadraba de la costa gaditana, un rito desordenado de vida y muerte, agua y sangre que vive en los brochazos de la muestra que hasta el día 14 expone en el Centro Municipal de la Mujer en El Palillero. Rociones de espuma en la agonía de los oscuros remolinos con amarillos de trajes de agua, tirones a brazo partido y coletazos titánicos son parte del paisaje dinámico que guardan en paradójica quietud las 16 obras que se exponen bajo el título de La almadraba y algo más.

Antes de pescar al visitante con sus cuadros, fue la propia Canduela la que cayó en las redes de un espectáculo «que termina siendo una fiesta». Los laberínticos pasadizos de redes que conducen el rumbo de las vidas quisieron que la de Pilar Canduela echase el ancla en Zahara de los Atunes, donde fue testigo por primera vez de una levantá y de «su tremenda fuerza». «Los colores, los atunes, esa luz, incluso las trajes de los pescadores y su alegría me parecieron algo increíble», explica la artista, que se dedica a la pintura a tiempo completo desde hace siete años.

La creadora quedó «fascinada» por la batalla de los hombres contra los inmensos pescados, «la lucha de la supervivencia del atún y la propia lucha por la supervivencia de los pescadores», explica la artista que ha encontrado un nexo común claro entre la escena de la almadraba y la fiesta de los toros.

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