ESPAÑA

El acusado de matar en Murcia a una mujer se disparó al forcejear con la Policía

El presunto asesino, paracaidista del Ejército, que fue localizado en un prostíbulo, sigue en coma

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Elisabeth, la joven brasileña asesinada el miércoles en Alcantarilla (Murcia), había hecho sus maletas. Metió en un bolso una gran cantidad de dinero y planeó abandonar ese mismo día la vivienda en la que vivía desde hacía meses con su novio, y supuesto proxeneta, Rodrigo C., cabo primero de la Brigada Paracaidista. Sin embargo, él llegó antes de su partida y se inició una fuerte discusión entre ambos. Después, los vecinos escucharon dos disparos, prueba de la certera puntería de este militar, ex instructor de tiro. Elisabeth murió en el acto y su amiga, Vanesa, de 26 años, resultó herida de gravedad, por un impacto de bala que le levantó parte del cuero cabelludo.

Los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional se percataron, de inmediato, de la desaparición de la suma monetaria que la mujer herida había referido. Según fuentes cercanas a la investigación, los primeros pasos policiales se dirigieron hacia el local Academia Nereidas, donde habitualmente ejercía la prostitución la mujer herida. Al no encontrar al agresor allí, los agentes iniciaron una búsqueda exhaustiva por diversas zonas de alterne de la capital.

La localización del vehículo del sospechoso junto a la zona de Atalayas fue crucial para comenzar a cerrar el cerco. Rodrigo C. se resguardaba en una casa de citas ubicada en la carretera de Alicante. Allí, según fuentes ligadas al caso, contrató los servicios de una joven, curiosamente brasileña: la misma nacionalidad que la chica asesinada. Pagó una hora y, al consumir este tiempo, requirió otras dos horas de compañía femenina. Acababa este tiempo cuando fue localizado.

Los agentes hablaron con la responsable del local y describieron físicamente al hombre que buscaban y ésta reconoció en él al cliente de una de sus chicas. Una falsa llamada de su país fue la excusa para que la prostituta abandonara la habitación. Entonces, dos agentes entraron a la carrera para detener al presunto asesino. Al saberse sorprendido, se levantó de la cama y agarró su arma reglamentaria. Los dos agentes trataron de detenerlo y, en el transcurso de ese forcejeo, la pistola de Rodrigo se disparó. La bala impactó directamente en su rostro y quedó alojada en su cráneo. Los dos agentes que participaron en su detención resultaron heridos, uno de ellos de consideración. Rodrigo, ya detenido, ingresó de madrugada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Virgen de La Arrixaca con pronóstico muy grave. Se encuentra en coma.

La casualidad quiso que éste fuera a parar al mismo centro que la mujer que había herido horas antes. Vanesa, por su parte, fue ingresada en la Unidad de Reanimación de este centro, donde deberá permanecer bajo vigilancia médica. Antes había sido intervenida por un equipo de neurocirujanos para reparar las lesiones causadas por el proyectil. Afortunadamente, la bala sólo afectó a su cuero cabelludo y no se adentró en su cerebro. El detenido arrastraba una orden de alejamiento hacia su ex mujer.