«En la cárcel me encontré a mí mismo»

Atareado con 24, la serie televisiva que le ha hecho despuntar, Kiefer Sutherland reaparece en la gran pantalla con la historia de terror Reflejos, un título basado en la película coreana El otro lado del espejo, que hoy se estrena en España. Hijo del veterano intérprete canadiense Donald Sutherland, a quien admiraba en secreto hasta que, ya adolescente, abandonó los estudios para seguir sus pasos, el actor ha traspasado la barrera de los cuarenta y ha superado dos fracasos matrimoniales, problemas con el alcohol y 48 días en prisión. Nacido en Londres, criado en las colinas de Hollywood y protagonista de juergas muy sonadas, el agente especial Jack Bauer, personaje que le ha valido un Emmy, descubre la terrible maldición que hay sobre los espejos en esta pesadilla firmada por el francés Alexandre Aja.

-Pregunta fácil para empezar ¿Se mira mucho en el espejo?

-Muy poco porque no me gusta. Prefiero pensar que soy como me imagino en mi mente que enfrentarme a la realidad. Creo que soy mejor de lo que veo, por eso no me gusta ponerme frente a los espejos.

-Entonces, ¿tampoco le gusta verse en pantalla?

-Me horroriza. En el cine sólo me encuentro defectos, prefiero no ver lo que he hecho.

-¿Ni siquiera cuando graba '24'?

-Con la serie es diferente, también soy el productor y necesito visionarla por si hay que cambiar cosas. Si me limitara a actuar, tampoco me vería.

-Vuelve al cine con un género que está de moda, el terror.

-Es muy entretenido y además te da la oportunidad de contar historias diferentes, originales y que provoquen al público. Una película de terror es como subirse a una montana rusa, justo antes de montarte te preguntas qué estás haciendo ahí y luego disfrutas mientras dura.

-En estos momentos ¿qué es lo que más le interesa?

-Lo único que quiero es trabajar. He pasado mucho tiempo descansando por la huelga de guionistas y ahora tenemos una gran oportunidad con la serie. Hemos creado la temporada perfecta y quiero ofrecérsela al espectador.

-24 le cambió la vida.

-Me puso en una situación que no había vivido antes. Sabía que no podía perder, tenía dos caminos. Uno que era un producto muy bueno y podría recuperar mi carrera y otro que era tan malo que nunca nadie se daría cuenta que existió.

-¿Cómo lleva el que algo no salga como esperaba?

-Depende de cada situación. Si el trabajo me ha motivado, me emociono y empiezo a hablar sin saber quien está delante. Ya no pierdo lo nervios, de joven sí buscaba pelea porque disfrutaba con la energía que me provocaba. Es que me sentía muy frustrado porque soy el más bajo de mi familia -ironiza-. Pero ahora defiendo mi posición con argumentos fuertes.

-¿Cómo se lleva con su padre?

-Hemos pasado tiempos complicados, difíciles. Adoro a mis padres, siempre me han apoyado. Su separación no fue fácil para mí, por eso intento llevarme bien con mi ex mujer, con la que ceno al menos una vez a la semana. Lo hago por nuestros hijos, quiero que lleven lo mejor posible el que no vivamos juntos. Cuando me trasladé a Nueva York, mi padre se quedó en California, y cuando yo me vine a Los Ángeles, él se fue a Nueva York y luego a París. Hemos estado una década viviendo en distintos continentes, tiempo en el que sólo le he visto dos veces.

-¿Cuál ha sido el mejor consejo que le ha dado su padre?

- Que el público no me pillara mintiendo. Quería decirme que si tenía que llorar en una escena, no forzara las lágrimas. Veo sus películas y me sorprende su calidad como intérprete. Como padre también me ha dado otros muy buenos consejos, pero no los voy a contar.

-¿Qué aprendió en la cárcel?

-Que puedo superar casi todo. Fue duro. Me enseñó a valorar los buenos y los malos momentos del día. Cuando estás en prisión y tienes que trabajar en la lavandería, pues te pones a ello y te tomas tu tiempo. Es importante encontrar tu camino. Allí me encontré a mí mismo y me di cuenta de lo estúpido que fui. Si bebes, te pides un taxi, pero no te pones al volante.

- 24 fue visionaria al mostrar un presidente de Estados Unidos negro.

-La televisión tiene mucho poder en el público. No lo olvidemos.