TRIBUNA

Enseñanza: la mejor inversión de futuro

Ahora que estamos comenzando el curso educativo 2008-2009, es bueno y obligatorio recordar que desde hace varias décadas se considera a la educación y a la cultura como los elementos esenciales del desarrollo de los pueblos. En un mundo globalizado, siendo miembros de la Unión Europea, con una libertad absoluta de los capitales, de la movilidad de la tecnología y de las empresas -e incluso cada vez más de las personas- los pueblos que mantengan la primacía en educación serán la vanguardia, pues es el factor diferenciador y será el dato que señalará la mejor adaptabilidad a las nuevas tecnologías y avances de todo tipo. La pregunta que me hago, ante esto, es simple: ¿Nuestra Administración pública andaluza en su gestión aplica este criterio como preferente? La respuesta es no, categóricamente no.

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En Andalucía se ha querido avanzar en estas últimas décadas en la enseñanza, pero siguen existiendo en nuestra tierra déficits generalizados. El dinero gastado por la Junta de Andalucía no se corresponde con las necesidades educativas para una sociedad dentro del contexto europeo en que progresa. Todavía los medios de los que disponemos no son los óptimos.

Si se realiza la comparación entre comunidades autónomas, en la ratio alumno-aula o alumno-inversión no salimos nada bien colocados. Son datos, no valoraciones, que muestran nuestra posición dentro de España, que ya de por sí está por debajo de la media de la Unión Europea. Esto es así porque hay países que tratan la educación como asunto de Estado y de futuro. Los resultados son obvios, nos han adelantado, superando la media europea.

Buscando soluciones. Mención aparte precisan los trabajadores de la enseñanza, que necesitan un mayor apoyo real, no sólo de palabra, sino técnico y personal. Hay que dignificar su figura que ha sido menoscabada. Eso enlaza, quizás con el problema más grave que padecen, la puesta en tela de juicio de la autoridad del educador, entiéndase el concepto de autoridad como el concepto autoritas, en base a la razón, responsabilidad y lógica; no como poder o fuerza. Es necesaria la existencia de autoridad, en primer lugar por y para el propio alumno individual, que en la vida se encontrará sujeto a trabajos y organizaciones y debe de conocer que todos estamos sujetos a normas sociales que debemos cumplir, y en segundo lugar, por el colectivo, para poder impartir contenidos, metodología, conductas y valores. Aquí hemos pasado del maestro poder al maestro uno más, una gran equivocación, ya que el maestro nunca puede ser un dictador, eso no educaría, pero tampoco es simplemente un amigo; su posición debe ser de educador del alumno, para que éste tenga un aprendizaje de conocimientos y vaya adquiriendo sus posibilidades como persona. La educación recordemos es fomentar personas libres, no simplemente una expendición de cursos que acaban en título.

El colectivo de educadores necesita más maestros de apoyo, que las sustituciones sean ágiles, que los medios materiales estén en su momento, que las instalaciones sean las adecuadas...etc. Pero también es necesaria la colaboración de los padres, de todos, no sólo de una parte, pues la labor educativa queda coja si desde la familia no se estimula al alumno y se apoyan los valores que desde el colegio les damos.

La educación está sufriendo un continuo cambio, con nuevas líneas, planes, objetivos, asignaturas, que en sí son positivos, en la teoría, pero que luego es necesario adaptar a la realidad tanto de horarios como de medios. Se planifican cambios desde despachos, pero eso está muy alejado de la realidad. Todo ello da una sensación de cambio continuo y de inseguridad. Es necesaria mucha más estabilidad y que quede claro cuales son las prioridades que se dan desde el sistema educativo.

Por último, si al comienzo de curso ya nos estamos encontrando problemas económicos, deduzco que con la situación de crisis económica podemos encontrarnos con que los criterios economicistas primen sobre los pedagógicos; y si partíamos de un déficit económico me temo que este se acentúe. Mi petición sería que la educación, como formadora del futuro de Andalucía sea tratada especialmente, junto con la sanidad, pues es invertir en futuras generaciones. Es invertir en el futuro de Andalucía.