Opinion

Silencioso día

El 23 de septiembre, Día Contra la Explotación Sexual, ha pasado en este país sin hacer demasiado ruido, no sabemos si porque la lucha contra la explotación sexual se considera un esfuerzo innecesario, si es porque está asumida más bien como una causa perdida (todas y todos habremos oído alguna vez que es el oficio más viejo del mundo), o quizás porque sea un día de muy poca repercusión mediática y social debido a que la explotación sexual es un fenómeno que mueve cantidades de dinero equiparables al tráfico de armas y de drogas; generando beneficios a muchos intermediarios y siendo un problema en su mayoría para mujeres y niñas.

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La explotación sexual, mayoritariamente de mujeres y niñas, es la esclavitud del siglo XXI; sin embargo, mientras que la esclavitud de la población negra o la de niñas y niños, que son explotadas y explotados por poderosas multinacionales provocaron en su momento un rechazo por el conjunto de la ciudadanía, la esclavitud sexual muy lejos de provocar un movimiento masivo en contra se encuentra legitimada socialmente mediante series de televisión en las que nos muestran la prostitución como un auténtico negocio para mujeres jóvenes, bellas y en buena posición económica, en el que las relaciones sexuales son siempre con hombres apuestos y amables, el dinero recibido a cambio supera en muchos casos el sueldo mensual de cualquier persona y la aceptación social de las mujeres prostituidas no suponen ningún problema.

Pues bien, estos ejemplos distan mucho de la realidad de más del 95% de las prostituidas, que son en su mayoría mujeres inmigrantes de países explotados económicamente que se ven envueltas en un engaño del que les es muy difícil salir.

No cabe duda que si la explotación sexual se normaliza a través de los medios de comunicación como una profesión atractiva será cada vez más asumida por la ciudadanía, que normalmente hace aquello que le llega de la televisión.

Por todo ello, desde la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres intentamos que la esclavitud del siglo XXI no pase inadvertida y que no llegue a legitimarse socialmente. No podemos olvidar que la explotación sexual vulnera directamente los derechos humanos.

Lourdes Pastor Martínez. Miembro de la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres