Cartas

Sobrevivir

Estimados presidentes de la Unión Europea: Soy madre soltera y trabajadora que vive con sus padres porque no le da para pagar un piso. Me levanto a las seis de la mañana, dedico una media de nueve horas a mi jornada laboral. Al salir del trabajo, todo el tiempo es para mi hija y las diferentes tareas domésticas que se presentan a diario, haciendo que mi jornada extralaboral y no reconocida se alargue hasta las once de la noche. Me quedan siete horas para dormir, tener tiempo para mí y, según ustedes, para aumentar mi jornada laboral en tres horas más. A mí los números no me dan, señores. Tenemos que hacer encaje de bolillos para que nos dé el tiempo, raspar el céntimo para poder llegar a fin de mes, a pesar de que los bancos donde tenemos depositado nuestro dinero aumentan cada año sus ganancias (recuerdo la cara de un conocido banquero, dando la previsión de beneficios de su entidad. Me gustaría recordarle que una gran parte de esos beneficios procede de familias que a duras penas podemos sobrevivir mensualmente). Desde la humildad y la rutina, no nos aprieten tanto las tuercas, señores, porque bastante arduo es sobrevivir día a día en esta jungla consumista; déjennos respirar un poco y apriétense ustedes también un poco el cinturón, no sólo en lo económico, sino también en lo laboral, más que nada para dar ejemplo. Atentamente, una ciudadana europea que se conforma con sobrevivir.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dolores González. El Puerto