Pintura

Hiperrealismo salado

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A caballo entre Santander y Madrid, su lugar de nacimiento y su urbe de adopción, Eduardo Sanz ha mantenido una fijación por el elemento líquido desde la infancia, cuando a los 14 años pintase la señal de la Isla de Moruro, en la capital cántabra.

Tras coquetear con el informalismo inicial, las abstracciones y geometrías, Sanz se decantó por el realismo. Sus estampas del mar y los faros conservan un halo de realidad profunda, aunque el mismo autor haya confesado que su intención no es parecer hiperrealista, porque 'el mar no es color de pintura, es blanco y negro. La gente ha mirado el mar, no lo ha visto, no ha entrado en la visión, es más abstracto'.

Poco amigo de sentencias ostentosas, este artista reconocido a nivel nacional, ha expuesto en la práctica totalidad de la geografía española y en ciudades de prestigio como París, Nueva York o Venecia. Su trabajo 'Cartas de mar, cartas de amar', elaborado mediante el código de señales marítimas, supuso un punto de inflexión en su obra por su originalidad y efectos cromáticos.

Con casi todos sus sueños cumplidos, el último en realizarse tiene por nombre Centro de Arte, ubicado en el faro santanderino de Cabo Mayor. Salas de exposiciones, coloquios, talleres y seminarios con vistas al mar, en un espacio cultural poco común. Y como no podía ser de otra manera, el lugar también acoge una extensa muestra cuyo motivo principal son las costas españolas y sus faros. Un regalo para un hombre que ha reconocido que de no ser pintor sería pescador o marinero.

Esta tarde se presenta en el Museo de Cádiz su obra 'Mar', perteneciente a un coleccionista privado. La pintura permanecerá en la galería gaditana hasta noviembre.