INSUPERABLE. Aythami mira desconsolado a un Navas que ayer se convirtió en una 'bestia' imposible de vencer para los azulinos. / JUAN CARLOS CORCHADO
Deportes

El hechizo acababa a las doce

El Xerez Deportivo no pudo lograr su décima victoria consecutiva en Chapín Los cordobesistas ganaron defendiendo y sólo fueron superiores en el marcador

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Como en todo cuento de hadas, la felicidad en Chapín también tuvo su momento de crisis, pues tras nueve jornadas de victorias, el Xerez Deportivo cayó ayer derrotado a manos de un austero Córdoba. Los hombres de José González rompieron un hechizo que ha durado casi siete meses e impidieron que el xerecismo disfrutara de su décimo triunfo consecutivo en Chapín. Celta, Málaga, Cádiz, Tenerife, Alavés, Castellón, Polideportivo Ejido, Elche y Albacete han sucumbido (casualmente ninguno de estos partidos se jugó en horario matinal) ante un Deportivo imparable, pero aquí la felicidad también se acababa a eso de las doce y los azulinos vieron como les daban calabazas pese a merecer la victoria.

Y es que el Córdoba ganó defendiendo. Cerró todos los posibles caminos del Xerez, anuló a los hombres desequilibrante, asfixió la creatividad de los genios y desaceleró la velocidad de los rápidos. Hizo un fútbol que apenas da para empatar, pero para colmo, Redondo les indicó un atajo hacia la victoria. La evidencia y la vergüenza no le dejó espacio ni para protestar tras cometer un penalti claro como pocos.

A pesar de las barreras, el Xerez jugó bien. Es más, desarrollando ese fútbol lo normal es que empate o gane y no que pierda, pero en Salamanca ya aprendió que la justicia no se lleva muy bien con el fútbol, por lo que Esteban deberá tenerlo muy en cuenta. El malagueño quiso darle continuidad a su bloque y volvió al principio. Una vez salvadas las bajas de Jesús Mendoza y Antonio Calle, el once titular era calcado al que había logrado ganar al Alicante y al Albacete en las dos primeras jornadas. El delantero madrileño y el lateral jerezano volvían a sus posiciones y junto a ellos los mismos nueve hombres que se han ganado la confianza del preparador xerecista durante el comienzo de esta temporada.

Frente a ellos, un equipo defensivamente compacto, con pocas grietas, que jugaba muy unido, y que arriesgaba poco para aportar algo al marcador, pero el equipo que ayer dirigía José González desde la grada tuvo la fortuna que le faltó al Deportivo. Cumpliendo con creces en la parcela defensiva, rascaron un penalti que les puso por delante en el marcador. Redondo, que no anda muy fino dentro del área -es el segundo penalti que hace en cuatro partidos- derribó claramente a Flores dentro del área. Sin espacio ni tiempo para las dudas, Lizondo Cortés señaló el punto de penalti y Gastón Casas apuntó al fondo de la portería defendida por Chema. El delantero argentino colocaba por delante a un Córdoba rácano en ataque pero generoso en el trabajo defensivo -su central, Pierini, había tenido la única oportunidad de marcar antes del gol de Casas-. Por contra, los de Esteban disfrutaban y hacían disfrutar con su fútbol. Especialmente en el último cuarto de hora de la primera parte, los azulinos gozaron de al menos tres claras y manifiestas ocasiones de empatar. El Deportivo puso sobre el irregular tapete de Chapín su carácter ofensivo, su peligro por banda, su dinamismo entre líneas, su creatividad desde el medio centro, pero nada de ello le sirvió para lograr el empate.

Antoñito tuvo en sus pies las ocasiones más claras. El sevillano recibía una y otra vez las asistencias de Momo, pero no era capaz de encontrar la portería defendida por un Navas muy arropado por sus defensores.

Tras el descanso, el escenario y el tempo del partido fue diferente. El Xerez seguía siendo mejor, jugaba un fútbol más bonito y ganaba al Córdoba prácticamente en todo pero no era capaz de arreglar el problema del marcador. Los locales estaban poseídos por las prisas, y los visitantes emborrachados de calma, y ni una cosa ni la otra le hacía bien a un Xerez que ya creaba peligro, más por garra, que por inteligencia futbolera. Aún así, con el empuje fue suficiente para arrinconar al Córdoba en su área.

En ataque, Bermejo entró por Calle. No estaba siendo el partido de Antonio, pues Mario aportó mucho más en la media hora que estuvo sobre el terreno de juego. El cántabro se movía, caía a una banda, presionaba y volvía a aparecer en boca de gol cuando llovía algún centro. También entró desde el banquillo Carlos Calvo y Brian Sarmiento. El joven argentino debutaba en Liga y lo hizo con su correspondiente protagonismo. Se le notaba sobreexcitado, pero tampoco es algo demasiado raro en una chaval que da la sensación de sobreactuar por la vida. Puede que ese fuera el motivo por el que los primeros balones se le fueran largos y no los pudiera controlar, pero luego pudo cambiar el resultado del partido en dos acciones. Una primera en la que pudo ser víctima de un penalti a falta de siete minutos para el noventa; y luego, tuvo la oportunidad de lograr el empate en el descuento, pero su cabezazo se marchó algo cuando lo más fácil era meterlo dentro de la portería del Córdoba.

La de Brian no fue la única ocasión, pues a la desesperada los azulinos gozaron de unas cuantas casi tan claras como las que dejaban que se producieran en su propia puerta. Chema se quedó vendido en un par de ocasiones, pero los jugadores del Córdoba no parecían querer rematar un resultado que al fin y al cabo les valía para quedarse con los tres puntos.

sgalvan@lavozdigital.es