ANÁLISIS LA PELÍCULA

Un mar de lágrimas A. M.

La deshumanización galopante -y nunca mejor dicho- es el tema central de Asbe du-pa, película iraní rodada en Afganistán, firmada por la hermana de la directora de Buda explotó por vergüenza y protagonizada por un chaval encargado de llevar a cuestas a otro al que le faltan las piernas, como si de un caballo de dos patas se tratara. A partir de esta improbable historia, la autora de La manzana intenta culpabilizar no se sabe a quién, al tiempo que introduce en la tendencia actual del cine de denuncia iraní una diluida motivación ideológica y militante, que ha llegado a concretarse en toda una serie de premios en festivales internacionales, incluido el de San Sebastián. En ese sentido, Asbe du-pa (El caballo de dos patas) cumple con las expectativas; el problema es que resulta morbosa, repetitiva y, en última instancia, más pesada que un tanque. Por otra parte, el filme de Makhmalbaf responde a una vocación al margen de la industria al uso, tanto desde la estructura narrativa, como del planteamiento formal de las imágenes, de ahí su insistencia en mostrarnos una realidad infernal.

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«Un océano de lágrimas», grita en un momento determinado el niño lisiado de la película, mientras busca a su madre entre las tumbas de un cementerio islámico. Nada nuevo bajo el sol, pues, en un título tan rasposo como predecible y, desde luego, quienes estén interesados en ver el infierno sobre la tierra, aquí tienen su película.