Cartas

¿Dónde ha ido mi flor de alhelí?

«Seremos felices hasta que la muerte nos separe». Eso fue lo que nos prometimos cuando nos casamos. ¿Soñábamos con envejecer juntos!

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Nuestra vida fue hermosa: con sus penas y alegrías, sus pros y sus contras. Pero el amor pudo con todas esas dificultades que encontramos a lo largo del camino. ¿Y pensar que hemos estado toda una vida uno al lado del otro!, ¿qué éramos unos niños cuando nos conocimos!

Y ahora sin darnos cuenta, hemos llegado a lo que llaman la tercera edad. A nuestra meta. Aunque tú mi flor de alhelí, la madre de mis hijos, mi gran amor... algo extraño pasa dentro de ti. Tus piernas flaquean, tu mente desvaría y la mía se aturde, porque cada vez va quedando menos de la persona que compartió mi vida.

Has vuelto a ser una niña encerrada en un cuerpo que se cansó de vivir. En una mente que prefirió no pensar más, que se encerró en su pasado y se dedicó a su presente.

¿Te miro y no te reconozco! Me confundes con otro, lloras por tu madre aferrada a una muñeca. Sonríes sin sentido, tu mirada ya no tiene brillo y tu voz es cada vez más débil. Mi flor de primavera se marchita, porque el Alzheimer se ha apoderado de ella. ¿No te preocupes mi vida! Con mi amor y dedicación seguiré a tu lado hasta que la muerte nos separe.

Porque sé que, aunque no sabes quien soy, en lo más profundo de tu corazón, sigue existiendo la llama que unió nuestros destinos. Al final del camino perdí lo que más quería: ¿mi flor de alhelí! Pero aún así, me enriquecí como persona a su lado, pues estos enfermos tienen mucho que enseñarnos. ¿Seamos valientes! No dejemos que el Alzheimer destruya nuestras vidas. Hagamos que el amor sea nuestra arma contra él.

María del Carmen Pérez Martel. Conil