CRÍTICA DE TV

'Violeta'

Como era inevitable, Jordi González abrió su Noria de esta semana en Telecinco dedicando largos minutos al escándalo Violeta, o séase la polvareda levantada por la comparecencia en ese programa (previo pago) de Violeta Santander. Usted ya conoce los antecedentes, así que se los ahorro. ¿De qué se trataba ahora? De defender lo indefendible. Y como la mejor defensa es un buen ataque, Jordi González construyó un agresivo discurso construido sobre tres ejes argumentales: uno, que quienes han criticado la entrevista a Violeta son los mismos que la habían buscado sin éxito; dos, que La Noria no ha pagado 72.000 euros a Violeta por ir al programa, sino mucho menos, y otros medios habían ofrecido -siempre sin éxito- más dinero a esa señora; tres, que de resultas del episodio Violeta "está destrozada", más aún, "desquiciada", y sufriendo mucho. Estos tres ejes se trenzaban con flecos retórico-polémicos muy efectistas como la defensa de las mujeres maltratadas y el ataque a los críticos de televisión, así como una pregunta destinada a solventar alguna querella particular: "¿Por qué se cuestiona que Violeta haya venido a este programa y no a una revista como Interviú?" (es curioso, pero en Interviú se pusieron como una hidra, o dos, cuando yo escribí aquí mismo que La Noria era la versión televisiva de esa revista).

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El primer eje argumental de Jordi -el de la envidia cochina- era, simplemente, una media verdad, o sea, una media mentira: es posible que alguno de los que le han criticado haya intentado antes hacerse con esa entrevista -él citó un sólo caso-, pero es una evidencia que la mayoría de los que le han (hemos) puesto a caldo no lo hemos hecho por tristeza del bien ajeno. El segundo argumento -el de la pasta gansa- era una cortina de humo: Jordi no dijo cuánto pagó La Noria a Violeta ni tampoco cuánto ofrecieron los supuestos postores ajenos. Y el tercer argumento, el del sufrimiento de esa señora, resultaba casi vergonzoso en un contexto como este. Para la posteridad, una irreflexiva apelación de Jordi al pundonor profesional: "Que dé un paso al frente el periodista que se niegue a entrevistar a Violeta Santander o a Bin Laden".