LA CASAPUERTA

La cara y la cruz

Los políticos, en un gesto patriótico que les honra, y en sintonía con la crisis que ya ven hasta los ciegos, han decididos congelar sus sueldos y conformarse con lo que ganan, que no es moco de pavo. De las comisiones, dietas, pluses y todos esos caramelitos económicos que tanto gustan a sus señorías no se habla absolutamente nada ni se menciona, aunque sólo sea por alusión. Sin olvidar los distintos y diferentes cargos que ocupan espléndidamente remunerados. Dicho en cristiano: no trabajan por la cara.

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La tan negada y disimulada crisis ha llegado para todos y naturalmente quienes más la sienten y padecen son los trabajadores, los parados, niños y ancianos y los más desfavorecidos en general que, según Caixa Catalunya, rozan el 20% en nuestro país. Cómo estará la cosa de seria que el presidente del Gobierno ha anunciado una subida del 6% en las pensiones más bajas. ¿Una limosnita! ¿De caramelito nada, en tal caso; una pastillita de sacarina que también endulza la boca!

En el último Pleno del Congreso, ese sagrado lugar donde todos estamos representados y que la mayoría de las veces está casi desierto, hemos visto y oído cómo cada cuál barre para adentro y nadie ha dado con la clave para frenar la crisis antes de entrar en la tan temida recesión. De ahí que sus señorías por lo que se avecina hayan congelados sus sueldos como si de una cámara frigorífica gigante se tratase.

Los de abajo, o sea, la clase trabajadora y menos favorecida, ya estamos en Friomar desde hace muchos años en un estado de hibernación. Hasta el alma la tenemos helada contemplando pretéritos como la sociedad de consumo que nos rodea e invade no tiene piedad con los más débiles. El capitalismo global nos tiene asfixiados y no tenemos fuerzas ya para seguir caminando por los laberintos políticos que ni oyen ni atienden nuestra voz. Es: la cara y la cruz de la realidad.