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Salarios y productividad

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a advertencia lanzada por el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, contra los países que como España y Bélgica mantienen fórmulas más o menos automáticas de incremento salarial en función del aumento de los precios generó, en torno a la reunión que el Ecofin celebró durante el viernes y el sábado en Niza, un debate de indudable interés que convendría no dar por zanjado. La ortodoxa posición anti-inflacionista que caracteriza la actuación del máximo responsable del BCE puede resultar exagerada en este punto, dado que hasta la fecha la llamada «indexación salarial» no parece haber repercutido en el alza de los precios. Entre otras razones porque en nuestro caso la fijación de los salarios se realiza sobre previsiones de inflación. Pero la preocupación apuntada por Trichet, si bien no tiene causa en los mecanismos establecidos entre sindicatos y empresarios para la actualización de los convenios, puede servir para recordar que la evolución de la crisis no ha mostrado aún todos sus efectos, y para identificar la moderación salarial como uno de los compromisos sociales sobre los que se ha desarrollado la economía española durante la última década y media. En este sentido las precisiones del comisario Joaquín Almunia, que salió en defensa de la postura expuesta por el vicepresidente Solbes a favor de la indexación salarial, señalando que el problema de la economía española no es el incremento de salarios según precios sino su persistente baja productividad, nos devuelve a la misma cuestión. Porque siendo esto así parece aconsejable que la determinación de los salarios se perfeccione aun más en relación a dicha variable. Los actores del diálogo social parecen dispuestos a observar las iniciativas que adopte el Gobierno, y que ayer fueron aplaudidas al unísono por los secretarios generales de CC OO y UGT, más que a definir nuevos compromisos sindicales y empresariales ante la crisis. Pero está llegando el momento en el que ambas partes deberán dar cuenta de su respectiva aportación para alcanzar un acuerdo duradero que enfrentándose a tan incierta coyuntura vaya más allá de ésta y se adentre en el cambio de modelo de crecimiento. Cambio que depende sustancialmente del incremento de la productividad y del impulso a los sectores y empresas que muestren mayor capacidad y proclividad para alcanzar dicho objetivo.