RITMO. El escenario principal comenzó a llenarse de público al borde de la medianoche, con la intención de quedarse toda la madrugada.
Cultura

Floridance congrega a devotos del hip hop de toda Andalucía

El festival celebrado en la Playa de Camposoto mantuvo a más de mil jóvenes conectados a la música durante 12 horas

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«Si no tienes el DNI, no puedes entrar». El Festival Floridance se celebró ayer en el Cerro de los Mártires de la Playa de Camposoto rodeado de importantes medida de seguridad. Cada uno de los jóvenes que pretendía acceder al recinto era cacheado por personal de seguridad y debía mostrar obligatoriamente su documento de identidad, sin él la entrada no estaba permitida. Muchos, pese a tener entrada, tuvieron que volver a casa a buscarlo, la mayoría entró sin problemas para asistir a una de las iniciativas culturales más potentes de la escena provincial.

Aunque estaba previsto que las puertas se abrieran a las 18.30 horas, la organización hizo esperar un rato a lo que ya aguardaban ansiosos por descubrir lo que ofrecía Floridance. Más de mil personas acudieron a la cita desde distintos puntos de Andalucía para no perdérselo. Desde Sevilla y Málaga partieron dos autobuses que llegaron con pasajeros locos por bailar y sudar al ritmo de artistas como los británicos Freestylers, Dreadzone y Propellerheads, el dj francés Pascal Kleiman, la prestigiosa pinchadiscos norteamericana Icon o los nacionales Solo Los Solo y Shotta.

Dentro del recinto, las actuaciones se repartieron entre los dos escenarios que se habían instalado, uno pequeño con el nombre de El Bicho, dedicado a los reyes de los platos, y el de mayores dimensiones llamado Floridance, destinado a los grandes astros del rap.

El ritmo de la madrugada

La música fue la protagonista de la madrugada. El ritmo poseía a numerosos jóvenes que se dejaban llevar por el sonido y la euforia colectiva para sumergirse en un frenético y agotador baile. No obstante, las artes plásticas también ha tenido su hueco con un espacio donde tablones de madera se convertían en lienzo de cuanto graffitero dejaba brotar su imaginación.

Floridance arrancó motores a partir de las 22 horas, cuando poco a poco se fue llenando de público que venía preparado para aguantar hasta las siete de la mañana, hora en la que estaba previsto finalizar la fiesta.