Janda

Familiares del 'Nuevo Pepita' reiteran se deseo de que se saque la red del agua

Los familiares de los tres marineros desaparecidos en el naufragio del Nuevo Pepita Aurora aseguraron ayer seguir «igual que el primer día» y «esperando» a recuperar los cadáveres para «poder pasar página» un año después del siniestro, ocurrido el 5 de septiembre de 2007, cuando el barco regresaba de faenar en aguas de Larache (Marruecos).

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El portavoz de los familiares de los desaparecidos, Sergio Lebrón, explicó que los cuerpos «siguen sin aparecer» y, aunque las autoridades están realizando una investigación sobre el suceso, «para nosotros es insuficiente» y siguen reclamando «lo mismo que al principio»; es decir, que «saquen el barco del agua y el paño de red que está localizado a 134 metros de profundidad para poder pasar página sin más».

Según dijo, el proceso judicial permitirá determinar los grados de culpabilidad de cada uno, «ya sea el patrón del barco o el armador como de los responsables del dispositivo de rescate que se prolongó durante las 31 o 32 horas siguientes». A su juicio, este dispositivo fue un «desastre» porque llevaron el barco hacia la costa «por el peor sitio, y con un paño de red de 500 metros por 90 arrastrando y, encima, el barco sin reflotar». En este sentido, Lebrón recordó que los familiares de los tres marineros que aún no han sido recuperados de las aguas llevan «un año esperando una explicación».

Asimismo, se quejó de que a lo largo de todo este tiempo las autoridades «no han hecho nada por sacar el barco ni el paño de red» que, explicó, es donde consideran que «puede estar lo que queda de los nuestros».

Trabas legales

En este sentido, se quejó de las «trabas» que pusieron las autoridades competentes a entidades como la Fundación Titanic o un equipo de buzos voluntarios de San Juan de Aznalfarache, que se ofrecieron a satisfacer las peticiones de estas familias «desinteresadamente». Sin embargo, «sólo dieron permiso para revisar la zona periférica», pero no para ver los lugares donde ellos defendían que podían estar los cuerpos.

Del mismo modo, Lebrón argumentó que, durante los días en que los buzos revisaron el barco cuando estaba a 29 metros de profundidad, «las condiciones de la mar, entre otras cuestiones» impidieron que se revisasen «varios camarotes del barco».