PERSONAJE. El actor posa, ayer en Madrid, ante el mito. / EFE
Cultura

La revolución de 'El argentino' empieza por España

Benicio del Toro y Steven Soderbergh presentaron ayer en Madrid su revisión de la mítica figura del Che, cuyo estreno mundial se producirá este viernes

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El actor y productor puertorriqueño Benicio del Toro y el realizador estadounidense Steven Soderbergh presentaron ayer en Madrid su visión cinematográfica de la figura del Che Guevara, El argentino, una película cuyo estreno internacional se producirá este viernes en España.

Ambos estuvieron acompañados durante la presentación de la misma por una buena parte de su reparto internacional, formado por el mexicano Demian Bichir, el cu-bano Vladimir Cruz, el brasileño Rodrigo Santoro y los españoles Elvira Mínguez y Unax Ugalde.

El argentino, que tras su paso por Cannes todavía no tiene fecha de estreno en el resto del mundo, es la primera parte de las dos películas rodadas por Soderbergh y del Toro sobre la mítica figura del revolucionario.

Guerrilla es la segunda parte, que se estrenará en unos meses, en fecha aún sin precisar, y se desarrolla en Bolivia, donde el protagonista encontró la muerte.

Del Toro reconoció tras la rueda de prensa que haber ganado el Oscar por su trabajo en Traffic -también Oscar para Soderbergh- le abrió las puertas para poder embarcarse en este gran proyecto, del que también es productor, y para el que finalmente consiguieron financiación.

«El Oscar abre puertas, sube el caché y ayudó económicamente a hacer el Che», explicó del Toro, que para meterse en la piel del médico, guerrillero y revolucionario argentino se planteó no tanto parecerse físicamente a él como «entender el por qué» de sus actos. «Se trataba de entender las escenas, cómo era él y hacerlo», señaló Del Toro, que durante la charla fumaba un puro habano, costumbre que ya tenía antes de rodar Che.

El actor, premiado en el pasado Festival de Cannes por esta interpretación, confesó que, si bien que Soderbergh estuviera detrás del proyecto ayudó mucho, su Oscar fue también de gran ayuda. «Por eso se llama show business», matizó, apuntando que las dos entregas sobre el Che Guevara «encontrarán su público». «Cubierto de miedo por la responsabilidad», Del Toro quiso hacer «un Che como Benicio». «No quería ser rígido pensando en cómo lo haría el Che. Lo más importante fue liberarme, para no ser como un robot o una marioneta», afirmó el actor, que quedó sorprendido con la energía del Che. «Tenía una motivación muy fuerte», precisó al recordar que Ernesto Guevara padecía asma.

Problemas en Hollywood

Por su parte, Steven Soderbergh valoró como «intenso» todo el proceso de elaboración de la película, una circunstancia que, según el director, le impide «hablar objetivamente» de esta experiencia. Tras siete años de investigación para explorar con detalle la vida de este mito y un rodaje en Puerto Rico y Nueva York -la pedanía de San Pablo de Buceite, en el Campo de Gibraltar, también ha servido de escenario para la cinta-, Soderbergh espera confiado el estreno de El argentino en España.

«Lo que ocurra en este país el viernes va a ser muy importante, porque es el primer lugar del mundo donde se va a ver la película. Si no hay apoyo de la crítica se quedará sin público, y entonces será completamente imposible para otra persona que venga detrás mío hacer una película de este tipo», advirtió el director en la presentación del filme, en la que alabó el trabajo del español Alberto Iglesias en la banda sonora.

El director de Traffic incidió en que ninguna de las dos entregas sobre la vida del revolucionario no lograran el respaldo de Hollywood. «No me sorprendió. Porque está rodada en español, por respeto al personaje. En Hollywood sólo dedican dinero para películas como ésta pero que hablan de personajes blancos», subrayó, agregando que en los grandes estudios la veían «como una película sobre latinos, corriendo y pegando tiros por la selva».

Los actores españoles que han participado, Unax Ugalde y Elvira Mínguez, se han mostrado muy orgullosos por su trabajo en la cinta. Mínguez reconoció «haber visto cómo se crea un mito por encima del mito».