Cartas

Obras eternas

No parece lógico que la zona de la Avenida que probablemente tenga la mayor densidad de tráfico peatonal, como es la esquina con Ciudad de Santander, lleve casi tres meses con unas obras de acerado que, realizadas en forma adecuada, no deberían durar más de una semana. Pero aún así permanecen en activo.

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Cuatro obreros, cuatro, son los que acuden a ella (cuando acuden todos) pero realmente el «que más se mueve» es uno sólo y el de la excavadora, que se utiliza para todo. Si da la hora y hay mezcla en la cubeta transportadora, se deja allí; a la mañana siguiente se tardará una hora en romperla y desprenderla, ¿total hay tiempo!

Ha ocurrido de todo: pequeños accidentes peatonales, conatos más graves, caída de vallas por el viento (con actuación de la Policía Municipal), golpes de automóviles, conflictos con los peatones en las salidas de los garajes, y un largo etcétera de incidentes y sucesos. ¿Da igual!

Se levanta la acera un día y no se mueve nada hasta que siete días después vienen a retirar la cabina telefónica; se hecha una torta de cemento y días después hay que levantarla en parte con el martillo mecánico, porque se olvidó introducir un tubo corrugado ¿y así todo y en todas las ocasiones!

Continuamente se hacen obras para después comenzar de nuevo porque se olvidó quitar algo, emplear un material determinado o simplemente porque no se realizó convenientemente.

¿No hay nadie que vigile esto, no hay ningún responsable?

¿Cuánto tiempo nos queda aún por sufrir y soportar los ruidos, la suciedad, los accidentes y las incomodidades?

J. R. Cabrera. Cádiz