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Mercedes no chilla

A ver. No se trata de abrir ahora el debate ese tan aburrido de que el fútbol se lleva todos los flashes, que es una injusticia que a los deportes minoritarios apenas se les preste atención y demás frases manidas. Por supuesto que a los que practican especialidades tipo tiro con arco, voley-playa, remo o pentatlón no se les va a prestar ni la mitad de la mitad de la atención que a los que se dedican al fútbol. Lógico. El del balón es el deporte-espectáculo por excelencia. Así debe ser y así seguirá siendo, le pese a quien le pese. Fútbol es fútbol. Y además todos los que decidieron practicar otra modalidad lo sabían desde antes.

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Pero también es verdad que resulta muy triste la prácticamente nula atención que se le presta a deportistas de auténtica elite a los que tenemos a la vuelta de la esquina.

El caso de la jerezana Mercedes Chilla es ciertamente clarificador en este sentido. Es una chica que se pasa todo el día entrenando para tratar de ser la mejor en su especialidad, el lanzamiento de jabalina. En China se ha colado en la final y ha acabado novena. A priori no es para tirar cohetes. Pero ese es el error. Habría que tirarlos. Y muchos. Sólo ocho mujeres en todo el planeta lanzan más lejos que ella. Habría que tirarlos por ella y por los otros dos gaditanos que han participado en las Olimpiadas, la isleña Yurena Panadero, integrante de la selección de hockey y el linense Rafa Trujillo, regatista en la clase Finn.

Cualquiera de ellos se prepara y se sacrifica mucho más que cientos de futbolistas a los que idolatramos. Y no hablo de los Torres, Villa, Casillas, etc. Hablo de otros que nos cogen mucho más cerca. Otros cuyos nombres nos serigrafiamos en nuestras camisetas amarillas y que no han empatado con nadie.

Triste, muy triste. Patético.