REINA. Imagen de Guadalupe con su cetro de Reina.
Jerez

Capitana de devociones

La muy antigua imagen de la Virgen de Guadalupe lleva más de seis siglos recibiendo culto en el templo de San Lucas

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Llegó a ser la Virgen favorita de Alfonso XI, El Justiciero. Rey de Castilla y, probablemente, uno de los monarcas cristianos que más vivió y sintió nuestra ciudad de Jerez. Ante las continuas incursiones de los mariníes -una tribu del sur de Marruecos- en la zona sur de la península, las fuerzas cristianas fueron debilitándose y la ciudad de Jerez perdiendo el esplendor del que disfrutó en épocas almohades.

Fue El Justiciero quien en el año 1340 definió la zona definitivamente con la victoria en la famosa batalla del Salado, donde, al parecer, valientes caballeros jerezanos intervinieron hasta el punto de dar muerte al hijo del sultán en medio del fragor de la batalla.

Quizá fuera por las valientes acciones de estos caballeros o probablemente el entrañable cariño que el monarca castellano profesaba a la ciudad por lo que dejó en ella la imagen de la Virgen que le acompañaba en las distintas batallas en las que participó y a la que se encomendaba antes de colocarse el yelmo. Se trata de la Virgen de Guadalupe. Posiblemente la donó a la ciudad en la década de los cuarenta del siglo XIV, y lo hizo en el histórico templo de San Lucas, donde sigue hasta el día de hoy. Cuenta José Moreno Alonso en su libro de la cofradía de Los Dolores la conocida leyenda del moro Omar que un día quiso robar el ajuar que la Virgen lucía en el camarín. Así fue como "la Señora cogióle la mano sacrílega, mientras éste, todo atribulado, gritaba con supliantes palabras que lo soltara. Milagro que motivó su posterior conversión", cuenta Moreno Alonso.

Actualmente, la podemos ver en el mismo lugar donde se encuentran las imágenes de la cofradía de las Tres Caídas. El mayordomo de la cofradía del Señor Caído, Esteban Benítez, comenta con cierto orgullo que "se trata de la única talla de la Virgen de la época mediaval que tenemos en Jerez, por eso nos encontramos ante una joya de la ciudad". Y prosigue diciendo que "tiene una policromía en el busto que es magnífica, pues la conserva desde el siglo XIV. Posiblemente en el XVIII pasó a ser de candelero, que es como la mantenemos en la actualidad", explica.

Ella está callada, pero parece, cuando se le mira su pequeño rostro, querer contar la historia de los últimos seis siglos. Era la Señora que acompañaba al rey castellano Alfonso XI, posiblemente asida a una lanza que se apoyaba en el estribo del caballo, pues al parecer todavía conserva una argolla en el interior de su talla.

Hoy, festividad de la Santísima Virgen en este mes de agosto, día de la Asunción, nos debíamos detener en una ciudadana llamada María. Qué mejor que una imagen que lleva con nosotros la friolera lista de más de seiscientos años. Más jerezana no puede ser. Ella conoce como nadie lo que fue, es y será esta tierra llamada Jerez.