Deportes/Mas-Deportes

Pekín apunta con pistola al dopaje

China es un país marcial. Los niños que acuden en grupos organizados a los Juegos, más que pasear, desfilan. Todo ordenado. Como los controles antidopaje. Dos tipos armados llevan las muestras, las meten en un camión blindado y las trasladan de inmediato, escoltados, hasta el laboratorio de Pekín. El superlaboratorio. Abierto las 24 horas. Con la lupa siempre atenta. Cada atleta pasará al menos un control durante los Juegos. Habrá 4.550 análisis. De ellos 1.300 serán por sorpresa. Y 650 destinados especialmente a la EPO. Selectivos, como el de Maribel Moreno.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Aquí no se dilatan los procesos. Nada de meses de espera. Al trote. El protocolo está establecido por el Comité Olímpico Internacional (COI), en colaboración con la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Primero se localiza al deportista. Se verifica su acreditación o su pasaporte, se le realiza la prueba antidopaje y se le obliga a firmar un documento. Si el test es de orina tiene 60 minutos para miccionar. Y siempre acompañado por un técnico. Para evitar trucos: cambios de orina o polvos blancos bajo las uñas que sirven para alterar los resultados.

Cuando los dos guardias armados llegan al laboratorio, la muestra pasa a manos de los analistas. Tienen 48 horas para la cata; 72 si es de EPO. Contrarreloj. Si da positivo, primero se comprueba que el deportista tenga o no un permiso médico para el fármaco en cuestión. Una comisión revisa esa receta. Por si es una tapadera. Pasado este trámite, Jacques Rogge, presidente del COI, es informado. Convoca la comisión disciplinaria. Y se habla con el deportista y su comité olímpico. Sin pausa, queda propuesta una fecha para el contraanálisis, a efectuar antes de que finalicen los Juegos.

La actual norma del COI incluye un procedimiento de urgencia por el que un deportista puede ser expulsado antes de que esté completado el segundo test. Como ha sucedido con Maribel Moreno. El sistema de Pekín es tajante. El infractor pierde su acreditación para los Juegos. Es desterrado del recinto olímpico. Su único recurso posible es ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte. Eso sí, el TAS deberá dictar sentencia en 24 horas. A toda pastilla, al ritmo del dopaje. Nada de meses o años a la espera de saber si una marca o una gesta eran verdad o mentira.