RAMÓN

El precio del miedo DE CÁDIZ

En la vida todo tiene un precio. La caricia de un madre consigue la sonrisa de un niño, una palabra, una mirada, un gesto. No hay nada en nuestro comportamiento cotidiano que no tenga una contrapartida, en forma de recompensa o castigo.

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El miedo también tiene un precio y ese precio en demasiadas ocasiones nos viene impuesto. Los dictadores saben que asesinando a unos pocos de miles de ciudadanos se garantiza la sumisión de la sociedad durante años, porque del miedo nos alimentamos todos.

ETA aprendió en el momento histórico oportuno para ellos, en el tardofranquismo, cuando éste en la memoria colectiva y sobre todo en las generaciones jóvenes ya no causaba ese miedo atroz. Cuando todos empezaban a recuperar su libertades, a salir a la calle, a ver la luz en el túnel negro del tiempo que había representado la dictadura, aparecieron ellos, los herederos de la España negra, los continuadores del régimen del terror.

Por eso cuando perdamos el miedo ganaremos la batalla. Todos los días se diagnostican enfermedades mortales en nuestros hospitales, mueren personas en las carreteras y seguimos viviendo. Pero su miedo es diferente, es irracional, es la violencia gratuita de unos pocos y precisamente por eso causa un miedo social que alimenta a la fiera. ETA vive de nuestro miedo, el que seguimos teniendo los españoles a las dictaduras.

Ese miedo se combate con altas dosis de libertad , solidaridad y el compromiso de todos en una España democrática y con políticos que no hagan un uso partidista de las muertes que sigue ocasionando esa fiera.

Pedro José Narvaez Benítez y Juan Manuel Canle Durán. Cádiz