CRÍTICA DE TV

ligues

¿Quieres mover tu ratón en mi alfombrita? Esta es una de las frases que le decía una chica a un chico en su primera cita, realmente una cita a ciegas, en Impares, la nueva serie que ha estrenado Antena 3. Pese a su título los protagonistas no son personas solas, solteros vocacionales o singles, como se dice ahora, sino parejas que se acaban de conocer y que están locas de deseo por dejar de estar solas. Al menos durante una noche. La serie es de esas consideradas modernillas, tanto en la forma como en el fondo, para tocar un tema muy viejo: el ligue.

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Narrada en forma de sketchs breves de tres diferentes parejas, cuyas historias se van alternando en si primera, segunda y tercera cita, cuenta también antes de cada episodio con una especie de confesión en voz alta de cada uno de los personajes a un interlocutor invisible (como en el confesionario de Gran Hermano) en donde exponen lo que esperaban de la cita o lo que piensan de la persona que acaban de conocer. Impares, que ocupará las noches el mes de agosto de Antena 3, de lunes a viernes, busca competir y quitarle audiencia a Cámara café, de Telecinco, que tiene una concepción similar en cuanto a humor y ligereza. Si antes la técnica del ligue exigía toda una serie de protocolos, en Impares todo es directo y rápido, acorde con los tiempos. Las parejas se han conocido a través de una de esas miles de empresas surgidas en Internet destinadas a emparejar personas, y todo empieza ya en la primera cita real, no virtual. El resto es viejo como la vida misma. Todos mienten, y lo único que quiere, al menos un miembro de la recién formada pareja (generalmente el chico, ¿por qué será?), es llevarse al catre al otro. Se nos promete un amplio abanico de personajes, solteros, divorciados, heterosexuales, homosexuales (el gay es siempre imprescindible en cualquier serie televisiva que quiera parecer moderna), engreídos, tímidos, sindicalistas, obsesivos...

La serie ha sido un éxito en uno de los nuevos canales de la TDT, por lo que Antena 3 ha decidido pasarla al analógico. Si esto es lo que televisivamente nos espera tras el apagón digital, que Dios nos coja confesados.