RESIDENCIA. Urbanización chiclanera donde tiene la vivienda el piloto apresado. / LA VOZ
Ciudadanos

Piloto y colaborador del espía Paesa

El cabecilla, además de comandante de vuelo, participó en la polémica entrega del ex director de la Guardia Civil, Luis Roldán, en Bangkok

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En las conversaciones grabadas, Jesús G. M. era apodado como el Gran Jefe. Ese apelativo fue la primera pista que siguió la Guardia Civil para descubrir al supuesto cabecilla de la organización. Y se toparon con un piloto de Iberia, cuyo pasado sorprendente fue recordado recientemente en la revista Interviú.

Detrás de ese nombre de pila y esas iniciales se esconde la mano derecha del ex colaborador del Ministerio Interior, espía para más concreción, Francisco Paesa. Esta persona acaparó los titulares de la prensa nacional a finales de los 90 por su participación directa, junto con Jesús G. M., en la polémica entrega en Bangkok del director de la Guardia Civil, Luis Roldán, que se fugó tras haberse apropiado de fondos reservados y recibir comisiones por obras en dependencias del Instituto Armado. Por esas fechas, el propio Paesa hizo unas declaraciones en las que reconocía que Jesús G. M. había sido su colaborador, pero que terminó traicionándolo ante el juez Garzón.

Peligroso

En las diligencias de la operación Ládano se dibuja a un personaje peligroso, con numerosos contactos en el hampa y al que no sólo vinculan con el tráfico de drogas. La Guardia Civil asegura en su informe que aprovechó su condición de comandante de vuelo en la aerolínea comercial para trasladar de un país a otro grandes sumas de dinero en negro y también para introducir armas. En una de las conversaciones cuya transcripción se ha aportado al sumario, Jesús. G. M. recibe la llamada de un venezolano que le pide que le lleve dinero a su país para hacer frente a unas deudas. Los agentes no pudieron determinar si se trataba de cuatro millones de euros o de dólares porque los sospechosos hablaban en lenguaje críptico. Lo que sí pudieron determinar es que el piloto le aseguró que necesitaba cierta cobertura porque en ese momento no estaba trabajando. La Guardia Civil sostiene que «probablemente» utilizaba su profesión para eludir los controles aduaneros.

Durante los seguimientos, los investigadores descubrieron también la cara más fea del piloto cuando éste supo que un individuo sin identificar pero al que apodan El Casera, pudo haberles delatado después de que cayeran los primeros seis detenidos. En otra conversación, Jesús G. M. le aseguró a su interlocutor «que le volaría la cabeza». Cuando declaró ante el juez de Instrucción de Huelva, además de negar su participación en cualquier actividad delictiva y esgrimir su puesto de comandante de vuelo que ostenta desde el año 73, dijo que el motivo del enfado que le llevó a proferir esas amenazas fue por «un tema de espárragos o caracoles».

stubio@lavozdigital.es