DEL AYER. Los trabajadores realizaban las labores a mano. / LA VOZ
CÁDIZ

Unos almacenes que abastecían a las factorías de Sevilla y Levante

Los edificios originales, que se entregaron en julio de 1911, albergaban el tabaco en rama que llegaba al puerto

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No fue un proceso fácil tampoco. La burocracia en el siglo XIX podía ser tan farragosa como lo es ahora. O peor. Por eso los depósitos de Tabacalera tardaron tanto tiempo en construirse. Tal y como refleja el libro de Francisco Comín Comín y Pablo Martín Aceña (Tabacalera y el Estanco del Tabaco en España. 1636-1998) hacia el año 1890 la incertidumbre en el abastecimiento de la hoja de tabaco en rama, debida a los problemas de los mercados, así como al incumplimiento de los contratistas y las dificultades en el transporte, exigieron a la entonces Compañía Arrendataria de Tabacos empezar a construir grandes depósitos de almacén. Se decidió hacer uno en Santander para las fábricas del norte; otro en Madrid para las del centro y uno más en Cádiz para el sur y el levante.

Pero el proyecto se encontró con multitud de retrasos y dificultades, algunas relacionadas con la adquisición de los terrenos y otras, con los permisos que debía dar el Ministerio de Hacienda.

El depósito de Cádiz se terminó el último, en 1910, aunque la compañía no lo recibió hasta julio de 1911. Poco antes se había aprobado una real orden para construir pabellones para oficinas y viviendas (que hoy siguen ahí), una carretera y una vía del tren para enlazar esta zona con la estación de Puntales.

Los depósitos de Cádiz guardaban el tabaco destinado no sólo a la planta de la capital, sino también a las fábricas de Sevilla, Alicante y Valencia.

La finalidad de este gran almacén era recibir importantes cargamentos de tabaco en rama adquiridos en los mercados mundiales y mantenerlos almacenados como reserva y regulación, para el abastecimiento a las fábricas.