Opinion

Miedo

El miedo pende sobre nuestras cabezas dispuesto a mostrarnos el rostro más peligroso y violento de la vida. El miedo además, ha sido y sigue siendo el arma más eficaz de los poderosos sin escrúpulos para despojar a los ciudadanos de su capacidad de juicio, discernimiento y criterio, y convertirlos en peleles dispuestos a arrastrarse tras el primero que les prometa acabar con el peligro, ficticio o real, con que se les ha amenazado. La extraordinaria manipulación del terrorismo por parte de los gobernantes de hoy día, que no hace sino multiplicarlo, consigue someter a la población que calla ante el peligro, ante las trampas y ante el miedo.

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Pero no sólo tenemos miedo del terrorismo, de la tercera guerra mundial o del vecino que nos incordia y amenaza, sino que también lo tenemos de los inmigrantes, debidamente manipuladas sus intenciones para que les atribuyamos la violencia callejera o el tráfico de drogas. Nos dan miedo, pues, como nos dan miedo los peligros de una mala alimentación fruto de la propaganda de cualquier multinacional que lanza una campaña para que dejemos de comprar tal o cual producto y nos hagamos adictos al que ella fabrica. Nos da miedo la extorsión disimulada a la que nos someten las entidades financieras cuando, para provocar miedo también, nos amenazan con aumentarnos la hipoteca hasta extremos que no podremos pagar. Miedo a que los hijos no estudien y tengamos que sufrir por ellos hasta la vejez; miedo a que se junten con malas compañías y se dediquen ellos también a la droga o al alcohol. Miedo a que nuestra pareja nos maltrate si no aceptamos sus condiciones.

De estos miedos nos habla Isaac Rosa en su espléndida novela El país del miedo donde reflexiona sobre los distintos tormentos que nos provocan los miedos que emergen de la estructura social en la que vivimos, manipulada por los que tienen nuestro destino en sus manos. Reflexiones en torno a la historia de un padre que como nosotros se mueve en una amalgama de miedos y descubre un día el acoso al que está sometido su hijo en la escuela. Todo lo que hace a partir de este momento le lleva a comprender que la sociedad no está dividida, como nos la pintan, en lobos, corderos y perros policías, sino que los tres modelos se simultanean en cada uno de nosotros cuando nos acosa el miedo.