TESTIMONIO. Manuel junto a su esposa, en una entrevista concedida a LA VOZ el pasado mes de abril.
Jerez

«Mi cuñado se murió sin poder salir a la calle»

Manuel Ortega, un 'atrapado' de San Telmo, falleció sin ver los frutos de su lucha por conseguir un ascensor

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Detrás de muchas situaciones con las que los ciudadanos se acostumbran a convivir a diario, por muy dificultosas que resulten, se esconden a menudo trágicas historias humanas que los protagonistas consideran que deben ser contadas, para que no se olvide el calvario que se han visto obligados a padecer.

Éste es el caso de Ana María Azores, una de tantas personas que desafortunadamente viven atrapadas en la ciudad, y en especial de su cuñado, Manuel Ortega, que falleció recientemente sin haber visto cumplido su sueño: el contar con un ascensor que ayudara a sus maltrechas piernas a acabar con las cuatro plantas de altitud que las separaban de la calle.

El pasado mes de abril, ya Manuel relató a este periódico en primera persona cómo era su quehacer cotidiano a través de la ventana de su vivienda de San Telmo Nuevo, pues padecía una grave enfermedad que le impedía moverse con normalidad y le obligaba a permanecer sentado casi todo el día. Ahora, cuando ha encontrado la muerte a sus 73 años, Ana María se lamenta de que lo haya hecho después de cinco años de lucha continua, que parecen no haber servido para nada.

«No es justo lo que ha pasado. Nos hemos llevado cinco años luchando para que pudiera salir a la calle y se ha muerto sin poder hacerlo. Tenía las piernas malísimas y lo único que quería era un ascensor, la verdad es que se encuentra una impotente. En febrero por fin comenzaron las obras, pero lo único que hay es el boquete, que se llena de agua con las lluvias. Es como si estuvieran paralizadas».

Algunos edificios de esta barriada ya cuentan con los elevadores, mientras que en el caso de otros las obras avanzan a un ritmo tan lento que hace sospechar a los perjudicados si detrás de todo ello se esconderán problemas de tipo económico, como ya denunciaron el mes pasado. «Nosotros hemos pagado la parte que nos corresponde de las obras, pero ¿y la Administración? ¿es la falta de presupuesto el motivo del retraso?».

Ana María, por su parte, se siente especialmente desamparada ante esta situación, y confiesa que los vecinos están divididos con respecto a este asunto, porque «como hay quien ya los tiene instalados, no les interesa el problema». Ella también cuenta con dificultades para salir de una casa en la que lleva viviendo 32 años, debido a otra enfermedad y al cuidado de su madre, que padece Alzehimer, por lo que conoce de primera mano las dificultades que supone el vivir en un domicilio no adaptado a las necesidades de los más mayores.

Para colmo, asegura que el estado de los pisos se ha resentido notablemente con las últimas lluvias, que causaron daños que aún no han sido peritados convenientemente. Unas razones más que suficientes, como consideran los afectados, para que el Ayuntamiento se ponga las pilas y «le dé un empujoncito» a unas obras de primera necesidad para muchos jerezanos.