La cosa de los nombres

Al grano que es verano. El nombre de las cosas es más literario, pero está muy manoseado. La cosa de los nombres en cambio tiene su punto de guasa, y eso que los conceptos son pura especulación metafísica, menos mal que el lenguaje los codifica y hace que nos entendamos, de tal forma que si le digo que Tráfico está a la espalda de la Plaza Toros, me va a decir «Ah, ya». Eso sí, no se lo diga a uno de los que llegaron ayer de vacaciones, lo va a volver loco, y como (por supervivencia) descodifican rápido, nada más descubra la Plaza Toros se va a cagar en toas sus mulas, con o sin conocimiento de la acepción de Payán... No maree a estas personas, tenga en cuenta que tienen que hacer abstracción para todo, «¿Para comer unas caballas?» y les decimos, «En la Viña». Lo del mar y las liebres, sinsentido del gordo; y tenga en cuenta que viajan y tienen cultura, y ni raspón es lo que se ha hecho en la piera cuadrá, ni cru lo que a usted le ha caído con su parienta, ni aroma lo que llega de las atarjeas (ni siquiera astringencia es el aprieto previo al oloroso...) Piense que bastante tuvieron ya los que se fueron con la exposición floral de macetas, piedras y botellas en conmemoración de Mutis. Se lo pusieron, pero eso no tiene nombre, el mutis habría bastado (entendiendo lo mismo, la sensación de que se habían quedando con ellos se habría evitado...) Y todo esto sin entrar en el Faro de las libertades, el Foro de las libertades, la Singladura de las libertades... (a La Pepa mejor ni nombrarla).

En fin, es verano y estamos en plena desaceleración, esto es, la velocidad de los vehículos está en las Medidas de Ahorro Energético (MAE, no hay más que una). Pero radares hay 190 más, así que no me extrañaría que uno de los sitios más visitados de Cádiz sea Tráfico. Hombre, ya van bastante cabreaos, no sea sieso, eso está a la espalda de la Plaza Asdrúbal...