VUELTA DE HOJA

Proyectos

En los Juegos Olímpicos de China también es probable que participen algunos deportistas no federados: los atletas del terror. Su entrenamiento ha sido muy rígido y quieren estar en plena forma para el 8 de agosto, cuando se celebre la ceremonia inaugural. Por lo pronto, ya se han registrado numerosas revueltas populares y han explotado varios autobuses públicos, llenos de potenciales hinchas. Quizá no sea del todo cierto que el deporte es también el opio del pueblo. Puede serlo en un país como el nuestro, donde Nadal, Casillas, Alonso y Sastre hacen olvidar el pago de las hipotecas. Los triunfos de nuestros grandes y la ausencia en los bolsillos de billetes de curso legal se sustituye por cromos. En China parece que no es lo mismo. La diferencia entre ricos y pobres es tan terrorífica que ha determinado que el terrorismo se organice. Además, los grupos islamistas siempre ayudan.

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Consideramos al verano como una tregua. Se aplazan nuestros proyectos y nos hacemos la ilusión de que se cumplirán cuando se vayan juntos el calor, la calor y los calores, que son tres cosas distintas. Repetimos esa falsedad de que «en verano nunca pasa nada». Mentira podrida. En verano pasó el 18 de julio, que todavía colea, y ha transcurrido un taco de años con su correspondiente almanaque de esquelas. «En la canícula ardiente está la cólera a punto», dice Cervantes, que era el verdadero hombre del tiempo interior, no sólo de la meteorología española sino de la condición humana. No es fácil contar chinos, pero se calcula que unos 110.000 soldados y policías de esa populosa nacionalidad vigilan y peinan las instalaciones. Se teme que terroristas suicidas agüen la fiesta con sangre. Permanezcan atentos a la pantalla.