Sociedad

El 'caso Villaluenga', todo un misterio

En muchas ocasiones, se po-ne en duda la viabilidad de los pequeños pueblos situados lejos de las grandes capitales. No es dificil encontrar noticias sobre la desaparición de una pequeña agrupación de casas simplemente porque sus habitantes se han marchado por no tener nada que hacer.

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El caso de Villaluenga de-muestra que estas pequeñas poblaciones, en este municipio los habitantes superan por poco los 500, tienen futuro siempre que encuentren una forma de mantenerse y, a la vez, conservar sus tradiciones gastronómicas.

Villaluenga del Rosario ha logrado convertir una actividad tradicional de sus habitantes en toda una in-dustria capaz de darles de comer, atraer visitantes e incluso proyectar el nombre del pueblo a nivel internacional, aunque sea en la etiqueta de un queso.

El caso Villaluenga también demuestra como dos pequeños empresarios, Carlos Ríos y Andrés Piña, han generado todo un fenómeno capaz de transformar una población. El alcalde de Villaluenga, Alfonso Moscoso, no tiene ninguna duda cuando dice que el futuro de su pueblo está en torno a dos animales con nombre propio, la cabra payoya y la oveja grazalemeña.

Quizás, también, el caso Villaluenga sirva para desterrar de una vez por todas el discurso, lamentablemente sostenido también por gente de aquí, de que somos una tierra de «subvencionados», incapaces de poner en marcha proyectos e iniciativa empresariales.