FAMILIA. Hermanos de Enrique Naya y de Juan Carrero juntos, ante una de las obras cedidas. / LA VOZ
Cultura

La firma de la compra del 'Valle de los Caídos' devuelve a Costus a casa Sin noticias de 'Los Mojosos'

El Ayuntamiento adquiere por 348.000 euros 18 pinturas de Enrique Naya y Juan Carrero que serán expuestas en una sala del futuro Centro de Arte Contemporáneo

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«Ellos se fueron de esta tierra pensando en volver algún día. Hoy eso se hace realidad. Estarían muy orgullosos». A Beatriz Naya se le nublaban los ojos de lágrimas cada vez que se animaba a imaginar como su hermano Enrique hubiera recibido la noticia de que su obra iba a permanecer para siempre en casa, en Cádiz. Lo mismo le ocurría a Ricardo cuando miraba entre con ternura y emoción cómo su madre Lourdes refrendaba con su firma el regreso de su hermano Juan a la ciudad.

Familiares de Costus, la pareja artística de sello gaditano formada por Enrique Naya y Juan Carrero, rubricaba ayer en el Ayuntamiento la venta de El Valle de los Caídos, una de las series de cuadros más popular y reconocida de estos artistas que brillaron en la época de la Movida y cuya creación interrumpió la muerte.

Emoción y lágrimas

«Llevo llorando toda la mañana», confesaba Eugenia Niño, la dueña de la galería madrileña Sen donde han estado los lienzos guardados desde los años 80. «Era muy amiga de ellos y, aunque sabía que esto tenía que ser así, que ellos hubieran querido que terminara de esta manera, me da mucha pena desprenderme de estos cuadros que han estado conmigo tanto tiempo», afirmaba la galerista. «Pero también estoy muy contenta porque se está respetando el deseo de ellos y de su familia».

Como indicó la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, la colección que está compuesta por 18 obras que serán expuesta «como pieza central» del futuro Museo de Arte Contemporáneo de la capital cuya rehabilitación se encuentra ahora en la segunda fase. Como precisó la primera edil las previsiones apuntan que el edificio esté concluido para finales del año próximo, aunque, como matizó, esta fecha podría variar dependiendo de cómo marchen las mejoras. El Ayuntamiento ha adquirido por 348.568 euros 18 de los 25 cuadros de la colección más rompedora de los artistas, El Valle de los Caídos, que formará, junto a otras donaciones de la familia Naya-Carrero, el germen de la futura pinacoteca del Paseo Carlos III. Allí tendrán una sala propia, nueva y a estrenar: la sala de los Costus. «Es lo mejor que le puede pasar a un artista. Que su obra esté al alcance de todos», afirmaba Beatriz Naya. Hasta el momento, la Galería Sen de la calle Barquillo de Madrid ha sido el lugar donde han descansado las obras depositadas allí por las dos familias, dada la estrecha relación que unió a la pareja con el local. En ese lugar habían querido que reposara la colección pese a las «grandes ofertas» que su propietario asegura que ha recibido en todo este tiempo. Sin embargo, una vez que los parientes conocieron la noticia del Centro de Arte Contemporáneo, decidieron ponerse en contacto con el Ayuntamiento. Las conversaciones llevaron la negociación por buen camino y la serie se despedirá de la calle Barquillo una vez que el espacio de Carlos III se termine. «Es un precio que está muy por debajo de lo que se podría haber conseguido de otras instituciones, pero ante todo, se ha querido respetar el deseo que siempre tuvieron ellos», comentaba Ricardo Carrero, hermano de Juan.

Alaska, Bibi y compañía

La colección, que se comenzó a pintar en 1979 y se terminó en 1987 supuso la consagración de la pareja en el mercado del arte tras ser expuesta en la Casa de Vacas del Retiro en 1987. Siguiendo la iconografía religiosa del siglo XVII e inspirándose en las estatuas de El Valle de Los Caídos madrileño, tomaron modelos de su círculo de amigos que quedaron retratados como vírgenes, santos y cristos. De esta manera, la serie está salpicada de irónicas obras en las que Alaska participa en La Piedad, Bibi Andersen como la virgen del Carmen y Tino Casal, El Caudillo, entre otros.

Pero por encima de imágenes y cifras, ayer, en la sala de juntas del Ayuntamiento se firmaba una ilusión. La madre de Juan, Lourdes Carrero lo resumía con estas palabras: «estoy muy contenta. Ahora podré estar más cerca de él».