Inquietante déficit
El déficit registrado por las cuentas del Estado en el primer semestre añade otra nota negativa a la ya preocupante situación económica. El incremento de la recaudación en concepto de IRPF no ha podido compensar la caída en el Impuesto de Sociedades o los efectos de la crisis de la construcción y el del precio de los combustibles sobre los ingresos por IVA. Es cierto que en este período del año incide siempre el factor estacional de la devolución de determinadas cantidades a sociedad y familias, y que este año el Gobierno ha tratado de agilizar tales procedimientos para aportar liquidez a las empresas. Pero esto no explicaría la magnitud de una caída recaudatoria que refleja la concurrencia de los distintos factores que caracterizan la crisis. Además, dado que la aplicación de medidas anticíclicas va a prolongar el señalado déficit público, resulta necesario que el Ejecutivo -y las demás administraciones en sus ámbitos de competencia- encare el futuro inmediato preguntándose qué parte de su gasto actual es ineludible y en qué medida podría ser evitado durante éste y el próximo ejercicio.
Actualizado: GuardarEl presidente Rodríguez Zapatero ha anunciado que mantendrá los compromisos que ha venido adquiriendo en materia social. Ya durante la pasada campaña electoral se suscitó el debate sobre hasta qué punto la acumulación de promesas sociales estaba contribuyendo a la concepción de un Estado asistencial que repartía su superávit cual si pudiera o debiera liquidarse de inmediato en forma de dividendos. Si ese esquema de reparto asistencial era cuestionable de por sí, lo es mucho más cuando desaparece el superávit. La sociedad española -empezando por los más necesitados de la sociedad española- precisa ante todo que la actividad económica se mantenga para mantener así empleos e ingresos fiscales. Lo contrario sería tanto como formular un dilema engañoso, presentando el fortalecimiento de la economía como un objetivo poco menos que incompatible con la política social.
