Uno de los últimos saludos de Benedicto XVI en Australia, antes de volar de vuelta hacia Roma. /EFE
un gesto que se le pedía

El Papa se despide de Australia con una misa ante cuatro víctimas de pederastia ejercida por religiosos

Benedicto XVI ya había pedido perdón anteayer frente a una multitud, pero se le achacaba no hacerlo cara a cara con los afectados; ahora se discute por qué no han podido ser más

SIDNEY (AUSTRALIA) Actualizado: Guardar
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El Papa ha puesto epílogo a su estancia en Australia combatiendo uno de los reproches que le han hecho las víctimas y familiares de abusos sexuales a menores cometidos por religiosos y sacerdotes australianos. Su reivindicación era que, aunque el Sumo Pontífice pidió perdón públicamente, no lo había hecho delante de las víctimas.

Finalmente, para despedirse del continente-isla ha realizado una misa privada para un grupo de cuatro afectados por los desmanes de algunos representantes eclesiásticos, aunque ha habido más afectados que protestaban por no haber sido recibidos ellos también.

Según la Sala de Prensa de la Santa Sede, que ha definido todo esto como “gesto paternal”, el Papa también escuchó sus testimonios y les ofreció consuelo, así como les prometió continuar rezando por ellos, por sus familias y por todas las víctimas, como ya venia haciendo.

Posteriormente, Benedicto XVI, que ha participado en la edición número 23 de la Jornada Mundial de la Juventud (encuentro que celebrará su próxima cita en Madrid, el año 2011) ha emprendido el vuelo de regreso a Roma en torno a las 10 de la mañana. Su llegada a Italia se espera en torno a las once de la noche.

El propio arzobispo, acusado de 'tapar'

El arzobispo de Sidney, George Pell, acusado de proteger a un sacerdote pederasta (véase ficha y más abajo), ha defendido la decisión de Benedicto XVI de recibir a esas cuatro víctimas, dos hombres y dos mujeres, cuya identidad desconoce. No sabe cómo consiguieron tamaño privilegio, “pero sí que los que estuvieron ahí están muy agradecidos", ha manifestado.

Quiere dejar constancia de su portavoz de la organización Ritos Rotos, Chris MacIsaac, quien ha opinado que lo más llamativo de la reunión del Papa es que dejaran fuera de la recepción a Anthony Foster, quien había pedido una audiencia y cuyas dos hijas fueron violadas por un cura cuando eran pequeñas.

Una de ellas se suicidó este año, y la otra sufrió problemas de alcoholismo tiene una grave minusvalía física y mental producto de un accidente. Los Foster vivían en Melbourne cuando ocurrieron los hechos, y Pell era entonces el obispo encargado de la parroquia de las niñas.

223.000 peregrinos

La crisis de religiosidad en Occidente, el citado perdón por los sacerdotes pederastas y la necesidad de proteger el medio ambiente han centrado los mensajes de Benedicto XVI durante su visita a Australia, país donde renovó su contacto con los jóvenes católicos, que a millares llegaron desde todo el planeta.

Concretamente, y según cifras de los organizadores, han participado en la Jornada Mundial de la Juventud de este año en Sidney, celebrada del 15 al 20 de julio, 223.000 peregrinos, de ellos 110.000 extranjeros procedentes de 170 naciones.

Todas esas ideas las adelantó ya Benedicto XVI a la prensa en el avión que le llevó el 13 de julio hasta las antípodas de Europa, cuando dijo que serían los asuntos principales que abordaría durante la Jornada Mundial de la Juventud, según los organizadores el evento que más fieles reúne en el mundo.

A través de esa Jornada, que Benedicto XVI ve como "una fiesta de la fe" y no como "un acontecimiento de masas", el Papa y la jerarquía católica renuevan su contacto con los jóvenes cada tres años.