AL AIRE LIBRE

Jerez real. Jerez oficial

Hay un Jerez real que hace aguas por todos lados. Un Jerez que se inunda hasta las trancas con las tormentas de verano, que tiene un sistema de alcantarillado desfasado y antiguo al que ningún político le quiere hincar el diente porque trabajar con la mierda no es agradable. A ver si vienen mas inmigrantes y así los aprovechamos para que respiren aires mefíticos, o los colocamos a hacer tareas ingratas a las tres de la tarde a pleno sol, por ejemplo, en la Rotonda de la Venencia, que a esa hora el de aquí le va a hacer un cortemangas al jefe para que trabaje él con la solana. Hay un Jerez, decía, que arrastra las lluvias por la calle Honda y la Porvera. Claro, el centro, que no tiene infraestructura, dirán. Entonces, hijo de mi alma, ¿cómo explicamos lo del Puente para Chapín, y lo de los aledaños del Campus Universitario? ¿También son el casco histórico? Hay un Jerez que apesta a alcantarillas cuando vienen las lluvias, alcantarillas vomitadoras y vengadoras de tanto como les hacemos tragar, en vez de darle respiro con infraestructuras modernas. Ese Jerez no le es agradable a los políticos que mandan, porque a ellos no se les inundan los negocios, y menudo negocio el de la política a juzgar por las nominas, ni se le llenan de barro las casas. A los coches oficiales no llega el agua, y los tacones femeninos apenas rozan la arena de alguna primera piedra oficial de algo oficial, con copa oficial, séquito oficial y protegidos oficiales, que siempre hubo y habrá, desde Roma a nuestros días, Godoys y Talleyranes.

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Frente a ese Jerez sodomizado por catastrazos y demás gracias, se alza, majestuoso y desafiante, un Jerez oficial, Jerez de Parques de la Innovación, de espacios nuevos y complejos comerciales, un Jerez que le da el culo si hace falta a las poderosas multinacionales para que éstas se asienten aquí con todo lujo de dispensas y facilidades, mientras al comerciante del centro le decimos tararí que te vi.

Quieren una prueba palpable de todo ello? Consulten los lectores el ejemplar de LA VOZ del día siguiente a la tromba de agua. En primeras páginas las noticias de lo ocurrido con la lluvia. Lo siguiente, la alcaldesa explicándonos el Parque de la Innovación. Ni una referencia a la más mínima atención de los políticos a lo sucedido con sus conciudadanos. Es que había que remangarse o quitarse los tacones, y eso molesta.