Cádiz mira al urbanismo verde

Hay un término que resuena con fuerza entre los arquitectos que se reúnen esta semana en Cádiz: reciclaje urbanístico. El diseño de ciudades parece dispuesto a reflejarse en la conciencia ecologista del piensa en verde. No todo lo viejo es feo, pero, si no sirve, hay que buscar la forma de reinventarlo, dicen.

«Se trata de redescubrir los lugares y sacar de ellos lo mejor que tienen», proclama Elisa Valero, la doctora arquitecta que ayer cerró las jornadas de los cursos de verano en el Colegio de Arquitectos de Cádiz. Allí, unos 60 urbanistas y diseñadores de espacios de España se reúnen para estudiar el impacto que el segundo puente que se construye tendrá en la capital. Las conclusiones las presentarán mañana; y también las plasmarán en forma de exposición en el Castillo de Santa Catalina.

Por el momento, Valero abre el fuego y desvela algunas claves. «Tan importante como mejorar la conectividad de Cádiz es acertar con las intervenciones que necesita», afirma la manchega, finalista de la Bienal de Arquitectura Española, con un Centro Social que levantó en Lancha del Genil (Granada).

Valero, para la que la arquitectura es como practicar «la cirugía» en una ciudad -«por la precisión que requiere»- cree que la clave para que el proyecto de unir el segundo puente con el paseo marítimo de la Paz -como prevé el PGOU que ahora estudia el Ayuntamiento- sea un éxito está en multiplicar las zonas verdes y en «reciclar» los barrios que el supuesto trazado encontrará a su paso. «El paso transversal debe marcarse como objetivo adecuar una red de espacios públicos» y zonas verdes a lo largo de su recorrido, así como «el reciclaje urbanístico de los polígonos residenciales de los años 50 que cruza, pero actuando con criterios de sostenibilidad. No se trata de eliminar edificios, sino de dotarlos de las instalaciones que necesitan», arguye Valero.

Segundo puente, sí, pero pensando en verde. Cádiz se aproxima así al urbanismo sostenible.

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