Cartas

¿El mejor de los mundos?

¿Vivimos en el mejor de los mundos? Nunca la alta tecnología tuvo un mayor desarrollo, en donde el materialismo y el consumismo se imponen en el denominado primer mundo, ¿y a cambio de qué? A la pérdida progresiva de valores, asistimos con la mayor naturalidad a las misérrimas hambrunas, a la vulneración sistemática de los elementales derechos humanos de millones de hombres, mujeres y niños. En pleno siglo XXI dentro de estas calamitosas situaciones, el trabajo esclavo durante no menos de ¿16 horas diarias! Todo sea, sin importar quién o por qué, ¿por el progreso?

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Infrahumano espectáculo contemplar, a través de los medios de comunicación, estos sucesos para toda persona sensible. Sin embargo, una alarmante indiferencia se ha apoderado de quienes día a día consideran normal la muerte de quienes, en humildes pateras, arriban a nuestras costas añorando una vida mejor. Año tras año tiene lugar la muerte lenta de innumerables personas. ¿Qué hacen para evitarlo los organismos internacionales? ¿Es aventurado pensar que el durante siglos esquilmado continente africano y, no en menor medida, el americano de habla española revelarán su suertes aciágas en cualquier momento?

Los '8 grandes' acaban de despreciar, de humillar, a millones de africanos y para 'reponer fuerzas', han dado buena cuenta de copiosas comilonas, en inhumano contraste con la extremada miseria de quienes son objeto de sus sesudas reuniones de trabajo, pero sin prisas, no vayan a indigestarse estos dirigentes tras ponerse tibios con los ricos platos, mientras otros famélicos desheredados de la fortuna, no tienen nada que llevarse a la boca. Como en el verso de Vallejo: «El cadáver, ¿ay! Siguió muriendo».

¿Y el atropello lento y cruel de sus derechos más inalienables?. La muerte, en Guantánamo, en el 'fraternal' Marruecos, en China ¿comunista o capitalista?, a un paso eso sí, de los Juegos Olímpicos? - en tantos países subdesarrollados

Ingrid Betancourt ha sido felizmente liberada de su infierno de años: «Dios nunca falla» ha dicho la muy valerosa mujer con gran acierto, pero ¿cuántas personas sufren aún en infames cautiverios como ese? .

Alfonso Aguirre Cabezas.

Puerto Real