Arcángel será la estrella encargada de poner el cierre a los Jueves Flamencos 2008.
MEMORIAS DE LA FRONTERA

El jondo es para el verano

Hace 27 años, el flamenco -que sigue viéndose denostado en nuestro país por los profesionales del tópico y los valedores de una imposible frontera despectiva entre el ámbito de la música culta y de la música popular- volvió a Cádiz para quedarse. Desde entonces y de la mano de la Peña Enrique El Mellizo, el jondo es para los veranos. Y el patio del Baluarte de la Candelaria viene siendo su excepcional marco de referencia, durante las últimas ediciones de este encuentro en donde no sólo palpita el empuje de los socios de la entidad sino la militancia personal de su presidente, Antonio Benítez, que ha ido dándole unidad temática y continuidad a esta aventura.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

A partir del próximo jueves 17 de julio y durante siete ocasiones consecutivas, a partir de las diez y media de la noche, la Alameda se llenará de ayeos, toques, taconeos, vientos y percusiones. Bajo el equívoco título de Apología flamenca, durante esa primera jornada los aficionados se enfrentarán al cante mestizo y apasionado de Capullo de Jerez, a la voz de Rafael Ordóñez y a la de Antonio de Patrocinio, cuyo hijo asumirá la sonanta junto a Manuel Jero. El baile correrá a cargo de la compañía de Andrés Peña, mientras las palmas y el jaleo -recuerden los versos de Manuel Machado- serán asumidos por Luis y Ali de la Tota.

El Mellizo, a través de estas convocatorias ha logrado juntar a iniciados con guiris que se aproximan por primera vez a la fiesta y ha consolidado, sin duda, un festival diferido en el tiempo pero habitualmente completo en la selección de los artistas. Así ocurrirá de nuevo el 24 de julio, con un encuentro al que se le ha llamado La vanguardia del cante jondo, y que reunirá la admirable esencia flamenca del chiclanero Antonio Reyes con Ricardo Losada El Yunque y Rubito de Parada (hijo). La compañía de la bailaora Lola Pérez alternará con las guitarras de Paco Cortés y Antonio Higuero.

El flamenco irá conciliando, a lo largo del verano, una turbamulta de espectadores que, entre el ambigú y el escenario, intentarán buscar la fresquita mientras prestarán oído, por ejemplo el 31 de julio, a los ecos jerezanos de Fernando Terremoto, Luis El Zambo y Niño de la Fragua, con las poderosas seis cuerdas de Alfredo Lagos, Domingo Rubichi y José Ignacio Franco, junto al cuadro flamenco de Diego de la Margara (el que fuera Dieguito en el Cádiz Club de Fútbol de los años 80).

En agosto, las veladas flamencas proseguirán con la actuación, el día 7, del patriarca Manuel Moneo, del cada vez más sabio Segundo Falcón y de Paco del Pozo al cante. Al baile, esa noche, la excelente compañía de Rafael de Carmen, con tres guitarristas de excepción: Juan Moneo, Antonio Carrión -un acompañante imprescindible- y Paco Jarana, cada vez mejor compositor e intérprete.

El día 14 de agosto, le tocará el turno a Manuel de Paula, Salomé Pavón y Caracolillo de Cádiz al cante, con Ma-nuel Herrera y Niño de la Leo al toque y, al baile, la Compañía de Fran Espinosa. Una semana después, llegará el Cádiz universal con tres de sus mayores valores, en otras tantas generaciones flamencas: la del maestro Felipe Scapachini, el poderoso Juan Villar y la sensible Carmen de la Jara. De nuevo, podremos oír la guitarra de Antonio Carrión, junto a la de Adriano Lozano y la de Niño Jero, en un cartel que esa noche completará Juan Ogalla.

Este festival de festivales concluirá, en el mismo escenario del Baluarte, el próximo 28 de agosto, con la actuación de Arcángel, el cantaor onubense que supone una de las cimas creadoras del flamenco de los últimos años, a caballo entre Manolo Caracol, Enrique Morente y él mismo. La gran dama de las cantiñas, Mariana Cornejo, y Carmen Molina, con la compañía gaditana de María Moreno, la guitarra de Miguel Ángel Cortés, Pascual de Lorca y José María de Lepe echarán el cierre a las gargantas, las manos y el resto del cuerpo jondo. También, casi-casi, correrán los invisibles visillos del estío. La magia, por lo demás, no cobra demasiado caras las entradas en taquilla.