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Israel defiende el acuerdo pero anuncia que golpeará a Irán «cuando haga falta»

Barak advierte a Teherán que el Estado judío es el más «fuerte» de la zona

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Sin dar síntomas que pudieran delatar nerviosismo, midiendo muy bien los tiempos, Israel reaccionó exhibiendo poderío militar y mensajes de templanza y fuerza ante Teherán, que ayer ensayaba por segundo día consecutivo en el Golfo Pérsico el disparo de misiles de medio y largo alcance.

Proyectiles teledirigidos tierra-mar, tierra-tierra, mar-aire y mar-mar, -lanzados «con precisión», según la televisión pública iraní, Al-Alam-, a los que se sumaron las maniobras con un torpedo Hout superpropulsado, ya probado en abril de 2006.

Si las «exitosas» pruebas con el modelo Shihab-3, -presuntamente capaz de alcanzar al Estado judío- habían sido recibidas el miércoles con absoluto silencio, el Gobierno hebreo esperó ayer a que primero Estados Unidos dejara bien claro que no vacilará a la hora de defender a sus aliados, para enseñar también sus cartas. Lo hacía sin aspavientos. Lo hacía con hechos, con la presentación a puerta cerrada de una nueva generación de aviones-espía Eitan, desarrollados por la industria aeroespacial israelí y dotados con tecnología para vigilar cualquier movimiento del régimen de Teherán. Y también lo hacía con amenazas, que el ministro de Defensa, Ehud Barak, lanzó ante los miembros de su partido Laborista.

«Tenemos que trabajar hacia el logro de un acuerdo (con Irán), pero si no, golpearemos a nuestro enemigo cuando haga falta», pedía Barak, que retrató a Israel como «el país más fuerte» de Oriente Próximo, aunque para insistir una y otra vez en la necesidad de explorar la vía diplomática. «Las consideraciones son muy complejas y debemos mirar hacia delante para lograr la seguridad, (...) Israel es muy fuerte, pero no somos inmunes».

La posición oficial hebrea llegaba ayer, cuando arreciaban las voces de oficiales del Ejército hebreo que -siguiendo lo predicado hace un mes por el ministro de Transportes, Saul Mofad-, no sólo defienden que Israel tiene potencial para atacar a Irán, sino que debe hacerlo, visto el cúmulo de provocaciones. Voces que, desde el anonimato, piden perpetrar contra el arsenal que maneja la Guardia Revolucionaria iraní un bombardeo semejante al que acabó en 1982 con un reactor en Irak, y en septiembre del año pasado con una instalación nuclear en Siria.

Exageración

Acallando la urgencia, expertos como Uzi Rubin, director del programa que desarrolló en Israel el sistema antimisiles Arrow, expresaba ayer su convicción de que el Shihab lanzado el miércoles no es lo que Irán dice que es, mientras advertía de la tendencia del régimen de los ayatolás a «exagerar» sus capacidades. «Por lo que he visto, es sólo una vieja versión del Shihab-3, y su alcance no es de 2.000 kilómetros, sino sólo de 1.200». Junto a su testimonio, el doctor Nathar Farber, del Instituto Tejnion de Haifa, incidía en que, a diferencia del temible Ashura, -que Teherán prepara para alcanzar los 2.000 kilómetros, y que estará cargado con combustible sólido que permite su almacenamiento largo tiempo-, el Shihab-3 aún usa fuel líquido, que hay que inyectar justo antes de su disparo, lo que le hace «muy vulnerable a ojos enemigos, que pueden ver la operación desde el aire».

Los analistas de inteligencia estiman que Irán posee varios cientos de Shihab-3, pero miles de cohetes balísticos con un alcance de 400 kilómetros, capaces de golpear intereses norteamericanos en Irak o el Golfo. Tras la visita esta semana del jefe del Mossad, Meir Dagan, a Estados Unidos, en los próximos días será Barak quien viaje a Washington, previsiblemente para reunirse con George W. Bush y el secretario de Defensa, Robert Gates.