Echevarría pide medidas para evitar la «quiebra» del sistema audiovisual

El presidente de Telecinco, Alejandro Echevarría, realizó ayer en El Escorial un sombrío diagnóstico sobre el futuro de la televisión comercial en España y vaticinó una «quiebra» del sistema si el Gobierno no adopta «medidas radicales y de sentido común» ante el próximo apagón analógico. Entre ellas destacó la necesidad de que las televisiones públicas dejen de ser comerciales, no emitan publicidad y ofrezcan programas educativos, de aprendizaje de idiomas, culturales e informativos.

Echevarría, también presidente de la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas (Uteca), expresó su gran preocupación por la escasa viabilidad del modelo audiovisual español actual durante la conferencia que pronunció en el curso de verano de la Universidad Complutense, titulado Información, formación, desinformación. Los medios de comunicación que demanda la sociedad.

En este foro recordó que estamos «a las puertas de un cambio trascendental en el sistema español de televisión, que no sólo afecta a las empresas del sector, sino a toda la sociedad y al Gobierno», y que, en su opinión, «revolucionará el mapa de la oferta con la aparición de docenas de nuevas emisoras públicas y privadas». Una situación que no tiene nada que ver con el diseño que se hizo en 1988 del mapa de las privadas y que obliga al Ejecutivo a tomar «medidas radicales», entre ellas prohibir a las televisiones públicas emitir publicidad por considerar que es «competencia desleal».

50 canales

En el nuevo contexto digital, las mayores poblaciones españolas llegarán a poder elegir entre alrededor de 50 canales. Algunos tratarán de conseguir ese servicio de manera gratuita a través de operadores piratas de TDT, por lo que Echevarría señaló que el Ministerio de Industria «tendrá que tomar las medidas necesarias para que sólo subsistan aquellas televisiones oficiales que posean licencia».

El presidente de Uteca aprovechó la ocasión para volver a solicitar al Gobierno central que autorice a los operadores a emitir contenidos en TDT a través de la telefonía móvil. Las cadenas privadas españolas quieren seguir el camino de las francesas, quienes, a través del Consejo Superior del Audiovisual (CSA) galo, han conseguido que la TDT de movilidad se convierta en una realidad, después de que se le haya otorgado un canal de televisión al operador de telecomunicaciones Orange.

Sobre la ley que obliga a las cadenas a reinvertir el 5% de sus beneficios en cine español, Echevarría volvió a mostrar su disconformidad con una medida que considera «injusta». Según su parecer, es preferible invertir en cine español de una manera voluntaria y no «impuesta», como quiere hacer el Ejecutivo.

«Si la ley sirviera para hacer un mejor cine español y se consiguiera que tuviese éxito sería magnífico, pero eso no ocurre en la realidad», declaró, refiriéndose a los mediocres datos que cosechan las cadenas de televisión cuando programan películas nacionales. En este sentido, Alejandro Echevarría confía en ganar el recurso que han interpuesto las cadenas de televisión en el Tribunal de Bruselas y entiende que sería mejor la opción de programar «menos películas» pero «mejores».

Contenidos sexistas

Un reciente estudio elaborado por el Instituto de la Mujer denunció recientemente que en las series de televisión siguen dándose «elementos discriminatorios y estereotipados» en sus tramas y puso como ejemplo la producción de Telecinco Bea. Sobre este asunto Echevarría manifestó que «todo es opinable» y que la percepción de que algo es o no sexista «es subjetiva». No obstante, recordó que su cadena también dispone de series mucho más avanzadas e igualitarias en ese terreno, como es el caso de Hospital Central.

«Nunca se puede conseguir el 100% de lo que cada uno quiere y desea», añadió el presidente de Telecinco, tras asegurar que todas las televisiones deberían tener como objetivo una programación que promocione la igualdad de sexos.

El también presidente de Uteca concluyó recordando finalmente que «no se puede imputar» a la televisión en particular y a los medios de comunicación en general «la baja tasa de lectura, ni el tiempo que los ciudadanos permanecen ante el televisor, ni la reducida difusión de la prensa escrita, ni la vida lánguida del cine español».