SALTO. Sergio Ramos completó un gran partido ante Rusia y es la gran esperanza de España para la final ante Alemania. / REUTERS
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Domingo de Ramos

El lateral del Real Madrid ha superado sus dudas iniciales y ha alcanzado su nivel en las rondas decisivas: su mejor versión se espera que llegue en la final

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«Soy consciente de mi rendimiento, pero me voy encontrando mucho mejor». Sergio Ramos había entonado públicamente el 'mea culpa' la víspera de la semifinal y, después, firmó ante Rusia su mejor partido en la Eurocopa. La historia del lateral del Real Madrid en la competición ha sido como una montaña rusa de subidas y bajadas vertiginosas en motivación y juego, pero siempre sin salirse de la férrea vía que había trazado Luis Aragonés. Su progresión ha sido sinuosa, con importantes desencuentros con el seleccionador, pero el pundonor ha podido con su tendencia al desánimo y el equipo nacional ha recuperado la mejor versión del sevillano cuando más le necesitaba. Ante Italia ya apuntó alguna mejoría y su trabajo para frenar a Arshavin fue extraordinario.

Ramos llegó a Austria algo desorientado por las alusiones del técnico de Hortaleza a su tendencia innata a subir al ataque sin atender a la retaguardia. El estilo del Real Madrid lo permite, pero España juega con un esquema que castiga sin contemplaciones una pérdida de balón cuando la galopada de un lateral no tiene cobertura. Durante la concentración en Neustift Aragonés empleó en varias ocasiones los 'códigos del fútbol', como él los llama, para enviar mensajes al futbolista sobre la necesidad de que busque los momentos idóneos para irse arriba.

Al principio el lateral no lo entendió muy bien, hasta el punto de que saltaba al campo titubeante, sin ese carácter decidido que le define cuando está enchufado y que le hace casi imparable por la banda derecha.

Defensa de Luis

El de Hortaleza le ha defendido con vehemencia, como cuando un periódico sueco publicó una fotografía de Ramos en una discoteca en uno de sus días libres; pero también le ha criticado públicamente, como cuando aseguró que el madridista «"hace alguna cosita que no debe» fuera del campo o lanzó la joya de que «cuanto mejor futbolista eres tienes que tener orden en todos los sentidos».

El sevillano no se calló y, al día siguente de estas declaraciones, pidió explicaciones al seleccionador al comienzo de un entrenamiento. Lo hizo con gesto airado y Marchena trató de mediar para que las cosas no fueran a mayores. Es curioso, pero da la sensación de que aquel incidente, sofocado de inmediato por Aragonés, ha servido de acicate para el lateral en una Eurocopa en la que había bajado su rendimiento.

Su rendimiento

Nunca se ha escondido Sergio Ramos cuando se le ha preguntado sobre su rendimiento en Austria. Asume que se esperaba más de él y algo cambió entre el final de la primera fase y el partido de cuartos ante Italia, porque desde entonces se ha visto a un futbolista más confiado y concentrado. Joaquín Caparrós, le conoce bien y, en una conversación en las horas previas al intrascendente choque ante Grecia en Salzburg, ya advirtió de que había que darle tiempo y de que el mejor Ramos surgiría en las rondas decisivas. Estuvo atinado el técnico del Athletic, porque el lateral estuvo fino ante la escuadra azzurra y formidable ante Rusia. Ahora toca Alemania y debe ser el domingo de Ramos.

«No he dado mi mejor nivel», admitió un día antes de la semifinal. «Pero siempre voy con la cabeza alta porque lo intento dar todo en el campo. Sé vivir con las críticas y en la selección trato de crecer como futbolista», añadió. Le ha costado, pero con el tiempo ha conseguido amoldarse a un esquema que no casa bien con su estilo. Ha aprendido que la banda derecha no es una autopista sin peaje y que una subida en el momento equivocado se puede pagar muy caro. Cada vez se entiende mejor con Senna, el futbolista que le hace las coberturas cuando sube, y ha aceptado que la selección necesita menos sus individualidades y más su aportación al juego colectivo. Sergio Ramos es sin duda el presente y futuro en el lateral derecho de la selección. David Villa, máximo goleador de la Eurocopa, no podrá disputar la final contra Alemania, mañana en el estadio Ernst Happel de Viena. El atacante del Valencia fue examinado ayer por la mañana en el hospital AKH de Viena, y aunque la primera comunicación de la Federación Española habló de una «mínima lesión muscular», que hacía albergar alguna esperanza, el parte médico facilitado por el doctor Jesús Jiménez por la tarde descarta totalmente al jugador para la final. «Sufre una microrrotura fibrilar que precisa de seis días de recuperación y, luego, un par de días más para volver a jugar sin secuelas, por lo que está descartado su concurso», indicó el doctor.