VETERANA. «No me cansa nada que me recuerden el personaje de 'La Chirla'». / TVE
LUISA MARTÍN ACTRIZ

«Este papel me ha hecho sufrir»

La actriz, que encarna a Dolores Vázquez en 'El caso Wanninkhof', critica el «circo mediático» que se fraguó al calor del trágico suceso

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Ha podido demostrar en la pequeña pantalla su versatilidad profesional después de pasar de papeles cómicos en Médico de familia o en aquel ya lejano de La Chirla en ¿Quién da la vez? a otros de gran intensidad dramática, como el de la madre angustiada en Desaparecida o ahora el de Dolores Vázquez en El caso Wanninkhof, que concluye hoy en TVE 1. Pero antes de que la televisión la proyectara a la popularidad había hecho un recorrido intenso por la escena, y de hecho volverá al teatro en noviembre con otra obra dura, La muerte y la doncella, del chileno Ariel Dorfman, una reflexión sobre las dictaduras, los torturadores y los torturados.

-¿Cómo se ha sentido en estos papeles de tensión dramática?

-Muy mal. Aparece ahí una dicotomía tremenda porque por un lado, como actriz, dices qué maravilla tener la oportunidad de interpretar un personaje como el de Dolores, con toda la coloratura que tiene, una personalidad con muchas aristas y muy hermética. Pero lo terrible es la responsabilidad que supone pensar que es un hecho real.

-Ya ocurría en Desaparecida.

-Sí, son papeles de un dolor inconmensurable. Acaba de desaparecer una niña de 19 años, es terrible. Tú sufres interpretando, pero sólo en el rodaje. Me imagino cómo lo están pasando quienes atraviesan por estas tragedias.

-¿Cómo preparó el papel de Dolores Vázquez?

-Como preparo todo. Me empapé del personaje, indagué, estudié, miré imágenes. Me lo leí todo, me iba a la cama con la información, con el personaje. Durante las seis semanas del rodaje he soñado con el proceso, pensando que me pasaba a mí, he sufrido mucho. Al final, las piezas terminan por juntarse y todo es consecuente. Si a una persona la miras sólo de un lado no terminas el retrato. Pero si indagas en la infancia, en los aspectos externos, en su tipo de trabajo, en por qué sucedieron las cosas terminas por entender al personaje. Después de construir el papel, vuela sólo.

-Al presentar El caso Wanninkhof se abrió una reflexión sobre el circo mediático que envuelve a estos casos y también sobre la condición humana y su capacidad de hacer juicios morales. ¿Esto ocurre especialmente en España?

-En este país, el más tonto afina pianos de cola. Somos todos muy listos. Hay tertulias y programas que se han alimentado de gentes que son de una incultura absoluta, y que se permitieron el lujo de hacer juicios de valor que enturbiaron también este caso. Eso perjudica a la cultura y a la inteligencia. No sé si en otros países pasa lo mismo; desde luego en Francia, no.

-Empezó en la televisión con papeles cómicos para cambiar radicalmente al drama.

-Estoy muy acostumbrada a los giros, aunque algunos no se ven en los medios de comunicación porque son papeles de teatro o de cine. Siempre procuro que un nuevo personaje no tenga nada que ver con el anterior.

-En televisión empezó a destacar en papeles como La Chirla ¿Le cansa que se lo recuerden?

-Nada. Fue mi primer personaje en una serie. Era complicado porque era más joven que yo, muy macarra. Estoy muy contenta de los pasos dados en la televisión porque he ido poco a poco, sin grandes ambiciones, y el medio se ha dado cuenta de que podía hacer otras cosas y me han dado muchas oportunidades.

-La televisión ha cambiado mucho; ya no es fácil hacer audiencias importantes.

-La televisión está en un momento muy complicado, manejada por muy pocas personas. Antes había proyectos de distintas gentes y ahora todo está concentrado en tres o cuatro productoras. Y las productoras, cuando tienen que vender diez productos al año, corren menos riesgos porque se juegan con una serie la venta de la siguiente. Esta situación provoca que salgan pocos talentos.

-¿Y si le ofrecen una comedia ligera?

-Es que la voy a hacer para Telemadrid, Viva Luisa, una idea mía en la que se pondrá en solfa al mundo, a la sociedad. Se hablará de los problemas de las mujeres a partir de los 40 años. Para los actores es muy bueno despresurizar porque llevo dos años enteros en las profundidades dramáticas y tengo que salir a la superficie.