Opinion

Siempre salesiano

Hace pocos días, con motivo de mi jubilación, como maestro en el Colegio Salesiano San Ignacio de Cádiz, después de más de cuarenta años dedicados a lo que más me ha gustado en la vida, he recibido un inesperado e insólito homenaje por parte de mis compañeros y amigos, en un original enclave de Chiclana, regentado por un recordado antiguo alumno y también amigo de los buenos, al igual que toda su familia, Francisco Flor Borrego, Koski. Muy emocionado y nervioso, por lo inesperado y por la emoción, pude agradecer a duras penas, todos los detalles que tuvieron conmigo; y, ahora, a través de estas líneas quiero reiterar mi profundo agradecimiento a todos los compañeros de Salesianos de Cádiz.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hemos compartido la vida durante muchos años en un clima de trabajo de equipo, de entrega a los chicos que cada año se nos ponían bajo nuestra responsabilidad educativa. Hemos recordado los buenos momentos vividos, los ratos de alegría, nuestros partidos de fútbol, las convivencias, las obras de teatro preparadas, las excursiones, el buen humor con el que adobábamos todas nuestras actividades, echábamos de menos a compañeros que ya no estaban entre nosotros y que hubiesen disfrutado una enormidad en esos momentos. Mi admiración y mi gratitud hacia todos ellos y desde el fondo de mi corazón les digo: gracias, gracias y gracias.

Igualmente recibieron el homenaje de la comunidad educativa salesiana de Cádiz otros dos salesianos por sus Bodas de Diamante de profesión religiosa, me refiero a don Gregorio Calama Barés y a don Pedro Sánchez Pérez a los que admiro y quiero una enormidad.

¿Cuántas páginas se necesitan para hablar de estos hombres desprendidos y despegados de todo bien material, hombres de gran corazón, generosos, sacrificados, dispuestos a todo por el bien de la juventud; han contraído enfermedades allá en el Togo y han venido con la ilusión y las ganas de volver otra vez una vez recuperados. ¿Cuánto mérito! ¿Qué gran corazón!

Y, por último, desearle toda clase de bien y de aciertos a José Antonio Perdigones Bautista, en su nuevo destino como delegado inspectorial de pastoral juvenil en la región de Andalucía, Extremadura y Canarias; la Cofradía de Salesianos de Cádiz ya es una realidad en la que mucho ha tenido que ver José Antonio. ¿Enhorabuena! Lo esperamos para la Semana Santa.