Cultura

Mario Vargas Llosa se sube de nuevo a las tablas junto a Aitana Sánchez Gijón

El escritor encarna al sultán Saharigar en su propia adaptación «minimalista» de la obra 'Las mil y una noches' «No hay parábola tan poderosa como la de Scherezaday para explicar la función humanizadora de la ficción», dice

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No hay dos sin tres. A Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) le picó hace unos años el gusanillo del teatro. El narrador, ensayista, articulista, académico, dramaturgo y político peruano-español había escrito para la escena, pero nunca se había subido a las tablas hasta que en 2005 le propusieron hacerlo al lado de Aitana Sánchez-Gijón. El éxito respaldó el montaje La verdad de las mentiras, que dirigió Juan Ollé. Se repitió este menàge a trois escénico Vargas Llosa Sánchez-Gijón-Ollé con Odiseo y Penélope (2006), y se reedita ahora con Las mil noches y una noche, adaptación «minimalista» que el propio Mario Vargas Llosa ha realizado del clásico por excelencia de literatura oriental. Es una parábola «simple, sencilla y luminosa» que, según Vargas Llosa, explica toda la magia y el poder transformador de la literatura.

«No hay una parábola tan poderosa como la de Scherezada y Sahrigar para explicar la función humanizadora de la ficción», asegura un Vargas Llosa que ha vuelto a ponerse a prueba a sí mismo al aceptar el reto de una nueva aventura escénica. «Su sentido primordial es un homenaje al cuento, a la necesidad de contar historias, de vivir otras vidas a través de la fantasía», explica el autor de Conversaciones en la Catedral o Pantaleón y las visitadoras. Gracias a ese poder transformador de la fábula «vemos como el sultán pasa de ser un animal violento y sanguinario a un ser humano sensible y enamorado; como Sherezada convierte, gracias a su imaginación, a un tirano despiadado en un ser civilizado y humanizado a través de los cuentos».

Mejor que en la política

No oculta Mario Vargas Llosa sus «tremendas imperfecciones de actor primerizo» y confiesa estar «tan aterrado como maravillado» ante este nuevo desafío escénico «que rara vez tiene ocasión de afrontar un autor». Con diseño escenográfico de Eduardo Arroyo, se estrenará en los Jardines de Sabatini de Madrid los días 2,3 y 4 de julio. Viajará después a Sevilla para representarse en la Fundación Tres Culturas los días 17 y 18 de julio, y cerrar su minigira en el Auditorio de Calatrava en Santa Cruz de Tenerife los días 26 y 27 de julio. Narrador sobresaliente, político de escaso éxito, Vargas Llosa se niega a calificarse a sí mismo como actor. «Espero, en cualquier caso, que como actor me vaya mejor que como político; sino sería un catástrofe» ironiza quien fuera fallido candidato a la presidencia de Perú. Apela a la benevolencia del director y la complicidad de Aitana Sánchez-Gijón. «Cuando uno se mira el espejo no ve su cara; ni siquiera los más vanidosos saben lo que valen. Sólo el tiempo pone las cosas en su justo término» dice este premio Cervantes.

Explica Vargas Llosa que ha ido a lo esencial para realizar su adaptación «minimalista». Deliberadamente ha eludido los cuentos más conocidos y ha optado por los menos populares que ha adaptado «con plena libertad» para un montaje que se mueve en tres planos temporales. El primero es el de la actualidad en la que viven los personajes Mario y Aitana, que se metamorfosean en el segundo en Sherezada y Sahrigar. El tercero es el de los cuentos con los Sherezada logra aplazar su ejecución durante Las mil noches y una noche. Y es que esta sería la traducción más literal de este milenario clásico de la literatura universal que todos conocemos como Las mil y una noche.

Vargas Llosa ha querido moverse con la misma libertad que marcó la creación de un texto anónimo, creado con multitud de aportaciones y sobre el que no existe una versión canónica. «Mi versión es muy libre y respeta vagamente la estructura original de los relatos, recreando su contenido desde lo podría llamarse una sensibilidad moderna», explica el adaptador-actor. «Son multitud de historias, orales, escritas, de origen persa, indio y árabe, procedentes de los siglos IX, X y XII que a partir del XVII fueron recopiladas y vertidas al francés, inglés y alemán por escritores europeos como Antoine Galand o Richard Burton» precisó. «Las diferencias entre las distintas versiones de estos cuentos son probablemente mayores que los parecidos, como probó Borges en su célebre ensayo. Lo que quiere decir que, aunque orientales en su origen, los cuentos del Las mil noches y una noche forman parte también de, pleno derecho, por su hechura y composición, de la literatura occidental».