EXPERIENCIA. Francisco Torres ha trabajado en la restauración de edificios religiosos y civiles. / LA VOZ
FRANCISCO TORRES ARQUITECTO

«Pondré la dedicación y cariño que haga falta al restaurar el Oratorio»

Asegura que está tranquilo porque cuenta con un proyecto ya hecho «que más que problemas, me da tranquilidad» Hoy se reúne con la gerente del Consorcio del Bicentenario

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Lleva sobre sus hombros la responsabilidad de devolverle el esplendor al templo que vio nacer a la primera Constitución de España. Pero el arquitecto sevillano Francisco Torres tiene una larga experiencia en rehabilitación de edificios nobles y también de otros religiosos. Hoy tiene prevista su primera reunión con la gerente del Consorcio del Bicentenario, María Luisa García Juárez.

-Tiene usted adjudicados dos de los proyectos más importantes que ahora hay en Cádiz: la transformación del convento de Santa María y la rehabilitación del Oratorio. ¿Pesa la responsabilidad?

-En el convento, somos un equipo y ahí estoy muy bien arropado. Respecto al Oratorio, sí es una responsabilidad, pero a mi edad tengo ya un cierto recorrido y he tenido que afrontar responsabilidades parecidas en otro momento. Por supuesto, vamos a poner todo lo que haga falta de cariño, de dedicación y profesionalidad.

-Usted hizo la segunda fase de la rehabilitación del hospital de las Cinco Llagas [sede del Parlamento andaluz], ¿fue eso determinante para que le encargaran el proyecto del Oratorio?

-Me dijeron que sí, que fue por la vinculación actual con Cádiz a través del proyecto del Convento y lo del Parlamento parece que ha sido una de las razones.

-¿Será difícil trabajar con un proyecto que no es suyo?

-Yo creo que no, porque es un documento muy profesional y muy bien hecho. Además, en San Felipe lo que hay que hacer es una restauración. Es un problema más de reparación de los problemas que tiene, causados por el tiempo y por intervenciones que a lo mejor no están muy bien y sobre todo, hay en el proyecto una planificacación de una serie de catas que hay que hacer para encontrar revestimientos anteriores, de los cuales se sospechan algunas cosas pero no se conocen bien. Entonces sí habrá que tomar algunas decisiones, cuando sepamos qué tipo de revestimientos y acabados ha habido y elegir. Pero el arquitecto que lo redactó, José Ignacio Fernández Pujol, es un gran arquitecto y lo hizo muy bien. Es un documento que me da, más que problemas, tranquilidad.

-¿Se ha reunido con él?

-No, porque todavía no hemos dado ningún paso. Sólo sé que me lo han propuesto y he aceptado.

-También le dará tranquilidad saber que va a trabajar con un presupuesto holgado, ¿no? porque se ha pasado de los tres millones iniciales a ocho.

-Ahí se incluyen muchos conceptos, no es sólo el Oratorio. Lo que sí es verdad es que no es lo mismo restaurar de cara a una operación doméstica, con una economía limitada, en el que dices, por ejemplo: «aquí en vez de poner a un restaurador especialista, vamos a poner a un buen albañil». Si esta operación va a tener una repercusión importante y durante un año el foco va a estar ahí, es conveniente que tomemos todas las garantías posibles. Creo que la Junta ha decidido, con buen criterio, que, sin derrochar un euro, la cosa no se quede a medias por falta de dinero. Hay una previsión razonable, no sólo para el Oratorio, sino también para el Centro de Interpretación del edificio anexo.

-Sobre eso quería preguntarle. ¿Usted también se hará cargo?

-Parece ser que sí.

-Imagino que sí conoce el edificio.

-Lo conozco desde hace tiempo pero no con los ojos de tener que intervenir.

-¿Y qué es lo que más le interesa resaltar con la restauración?

-Lo que más me interesa es el concepto espacial. Creo que en Cádiz se encuentra en muchos edificios -y en la propia ciudad se respira- una idea del espacio que es muy civil, que efectivamente sirve también como contenedor de ritos religiosos, pero que tiene una capacidad muy grande para responder a usos civiles. Ese concepto no se va a tocar. Lo que vamos a hacer es limpiar y arreglar los paramentos y la estructura que envuelve y hace posible ese espacio.

-¿El edificio tiene problemas estructurales?

-Yo tengo la información del proyecto y parece que son problemas de un orden secundario, que tienen soluciones razonables y que no requieren grandes cosas. Ahora cuando entremos habrá que verlo, porque el proyecto tiene seis o siete años y no sé si en ese espacio habrá surgido una patología que ahora dé la cara.

-¿Esas catas podrían proporcionar alguna sorpresa?

-La experiencia que tengo en edificios históricos es que es muy normal encontrar esas sorpresas. Conviene tener una hoja de ruta, pero siempre se encuentra uno algo. En este caso, quizá sea el que menos sorpresas haya porque es un edificio relativamente reciente. No es de la Edad Media, y por eso está relativamente bien documentado. Si se encuentra algo, será relativamente menor.

-¿Cree que el edificio se acabará a tiempo?

-Sí. Si no tuviéramos el proyecto, yo le habría dicho que íbamos mal de tiempo. Pero el proyecto está hecho y no debería haber problemas.

mcaballero@lavozdigital.es