Ese Cádiz oé

eófila el pasado verano nos vendió que con su amigo Baldasano nuestro Cádiz sería un equipo de primera división. Se presionó al señor Muñoz para que se le vendieran las acciones, la cruda realidad es que ahora nuestro Cádiz acaba de descender a la segunda B. En estos momentos tristes para la afición gaditana esperamos que nunca más vuelva a suceder, que no se mezclen los intereses políticos con lo puramente deportivo. Cádiz tiene una afición de primera, pero los intereses y el protagonismo de algunos han hecho posible que nuestra ciudad llore por unos colores, los colores de una ciudad abandonada y deprimida, una de cuyas pocas alegrías se canaliza a través del fútbol. Si ya no tenemos ni siquiera esta ilusión, ¿qué nos queda? Se preguntarán muchos. Pues no queda mucho, luchar, salir a la calle, hacer de Cádiz una ciudad de primera, donde haya oportunidades para nuestros jóvenes y donde el fútbol sea sólo eso, fútbol. Ánimo, gaditanos, entre todos podemos volver a sentirnos orgullosos de nuestra ciudad y de nuestro Cádiz C.F., sólo tenemos que trabajar por conseguirlo quitándole la máscara de una vez por toda a aquellos que nunca han querido a nuestra ciudad.