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Irlanda congela el futuro de la UE

La variopinta alianza del 'no' tumba a los grandes partidos de la isla en el referéndum del Tratado de Lisboa

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El primer ministro de Irlanda, Brian Cowen, afirmó ayer que no hay «un remedio rápido» a los problemas derivados del rechazo en referéndum del Tratado de Lisboa por la población irlandesa. Con una participación alta (53.1%), si se compara con consultas anteriores de este tipo, el porcentaje de voto contrario a la ratificación fue del 53.4%(862.415 papeletas) y el favorable, del 46.6% (752.451 papeletas) . El 'sí', defendido durante la campaña por el Gobierno y los principales partidos de la oposición, sólo ganó en 10 de las 43 circunscripciones regionales en las que se dividió el comicio.

El resultado significa que, al menos en teoría, el Tratado de Lisboa, para cuya entrada en vigor es necesaria la ratificación de los veintisiete estados de la UE, que agrupa a cerca de quinientos millones de personas y en la que dieciocho países ya han completado la ratificación, se encuentra en un limbo legal por la decisión de 110.000 votantes irlandeses. «Tenemos que reflexionar sobre las implicaciones para mantener a Irlanda en el camino de la prosperidad», dijo Cowen, que indicó que su país no quiere bloquear el avance de la UE y que analizará con sus colegas europeos «la manera en la que queremos proceder».

Cowen asistirá por primera vez a un Consejo Europeo el próximo jueves, tras hacerse cargo de la jefatura del Gobierno en abril tras la dimisión de Bertie Ahern, que, acosado por alegaciones de corrupción, prefirió retirarse antes de «entorpecer», según sus propias palabras, la campaña sobre la ratificación. Ahern arrolló en su circunscripción de Dublín Centro en las elecciones generales de hace un año, pero ayer sus votantes optaron por el 'no' al Tratado.

Su sustituto, Cowen, habló ayer mismo con el premier esloveno, Janez Jansa, que preside el Consejo; con José Manuel Barroso, presidente de la Comisión, y con los jefes de Gobierno de Alemania, Francia, Luxemburgo y Reino Unido. Tras conocerse la derrota, se reavivó el debate, ya presente en la campaña, sobre qué ocurre después. Cowen fue cauto y evitó señalar cualquier camino, más allá de una insistente declaración -la UE e Irlanda se encuentran «en aguas desconocidas»- y la advertencia de que el problema planteado por el rechazo irlandés «no se resolverá rápidamente».

En 2001, los votantes irlandeses ya rechazaron el Tratado de Niza y, en aquella ocasión, se celebró un segundo referéndum sobre un Tratado muy levemente modificado, un año después, que dio un voto positivo.

No al segundo intento

Ayer, Enda Kennedy, líder del principal partido de la oposición, Fine Gael, dijo: «Tal como yo lo entiendo, no habrá una segunda oferta esta vez». El segundo partido de la oposición, el Laborista,que también hizo campaña por el 'sí', dijo que no apoyará la celebración del segundo referéndum. «El Tratado de Lisboa está muerto», afirmó su líder, Eamonn Gillmore.

Lou McDonald, parlamentaria europea de Sinn Fein, el único partido de oposición que hizo campaña por el 'no', afirmó que su partido intentará reunirse con Cowen en los próximos días para expresarle su punto de vista sobre cómo llegar a un nuevo acuerdo.

«Tres asuntos han emergido continuamente en la campaña: la pérdida de poder de Irlanda en Europa, neutralidad y la falta de información. La gente también está preocupada de la lucha en las más bajas escalas salariales y condiciones laborales y la apertura a la competición de los servicios públicos», dijo la eurodiputada del Sinn Fein.

Declan Ganley, un multimillonario empresario que organizó una campaña muy llamativa por el 'no' a través de su organización, Libertas, afirmó que no debe interpretarse el voto de ayer como euroescéptico. «Nos vemos en el corazón de Europa, de una Europa democrática y que rinde cuentas. No podemos seguir con una Bruselas que no hace caso a la población».

El presidente del sindicato Siptu, Jack O'Connor, que pidió también el voto contrario a la ratificación, señaló que «a menudo se culpa a Europa de los fallos de gente de aquí». Y añadió: «Europa ha sido positiva para Irlanda en casi todos los aspectos, económicos y sociales, en las últimas tres décadas, pero la gente no está cómoda con esta Europa liberal y despiadada». Roger Cole, de la Alianza por la Paz y la Neutralidad, también insistió en que no se trata de un voto euroescéptico. «Somos parte de los movimientos pacifistas europeos desde su fundación y tenemos el mismo entendimiento con los movimientos de Estados Unidos. Pero el Tratado de Lisboa acaba con nuestra neutralidad. Cuando nos dicen que no corre peligro, pedimos que se incluya en nuestra Constitución y se rechaza. El aeropuerto de Shannon se utilizó para el movimiento militar de Estados Unidos en las guerras de Afganistán e Irak. Irlanda ya no es un país neutral, según los convenios de Ginebra».