ETA SIGUE MATANDO

Cuarenta años de violencia con cerca de 900 muertos

Un día como hoy de 1968 ETA cometió su primer asesinato: el del guardia civil José Pardines a manos de Etxebarrieta

MADRID Actualizado: Guardar
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El terrorismo de ETA ha sido uno de los elementos más desestabilizadores en la Historia de España desde finales de la década de 1960, cuando comenzó a utilizar la violencia como medio para conseguir la independencia del País Vasco, un "objetivo" que ha costado la vida a casi novecientas personas.

Desde 1968, ETA ha asesinado a 857 personas, 99 de ellas en 1980, el año más sangriento de la organización terrorista, que considera territorio de Euskadi al País Vasco y Navarra, en España, y a las provincias de Baja Navarra, Lapurdi y Suberoa, en Francia.

En sus inicios, se definió como organización socialista revolucionaria de liberación nacional, pero en la banda fue prevaleciendo el componente nacionalista e independentista y su uso sistemático de la violencia.

Un guardia civil, la primera víctima

El 7 de junio de 1968, se cobró su primera víctima mortal, la del guardia civil José Pardines, que fue asesinado por Txabi Echebarrieta. Horas después este terrorista murió en un enfrentamiento con la Guardia Civil cerca de Tolosa (Guipúzcoa).

Desarticulada la cúpula de la banda en 1969, 16 de sus miembros fueron juzgados un año más tarde en el denominado "Proceso de Burgos". Seis de ellos -Onaindia, Larena, Uriarte, Izko de la Iglesia, Gorostidi y Dorronsoro- fueron condenados a muerte, aunque las penas les fueron conmutadas por reclusión mayor.

En protesta por este "proceso", ETA cometió ese mismo año su primer secuestro, aunque no fue hasta enero de 1972 cuando raptó a un empresario por motivaciones puramente económicas.

Carrero Blanco, víctima de ETA

En 1973, ETA actuó por primera vez en Madrid y cometió el atentado más espectacular de toda su historia: el 20 de diciembre asesinó al presidente del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco. Un año después, el 13 de septiembre de 1974, la banda perpetraba, también en Madrid, su primer atentado masivo con la colocación de una bomba en la cafetería Rolando, frecuentada por policías y situada en la calle del Correo, junto a la Dirección General de Seguridad, que causó la muerte de trece personas y heridas a ochenta.

El debate interno sobre este atentado, entre los partidarios de una organización de carácter estrictamente militar y quienes mantenían que debía también asumir la lucha de masas, finalizó con la escisión de ETA en dos ramas: "milis", partidarios de la 'insurrección' popular y minoritarios en ese momento, y "poli-milis", mayoritarios y que apostaban por la violencia selectiva.

Las dos ramas continuaron por separado y sus atentados se superpusieron hasta 1982, cuando los "poli-milis" se disolvieron y se configuró lo que sería la dirección de ETA hasta prácticamente 1992, cuando se desarticuló la cúpula en Bidart (Francia).

Allí estaban Domingo Iturbe Abasolo, 'Txomin'; José Miguel Beñaran, 'Argala'; José Luis Ansola, 'Peio el Viejo'; Juan Ramón Aramburu, 'Juanra', Eugenio Etxebeste, 'Antxon' y Loranzo Lasa Mitxelena, 'Txikierdi'.

Además, otros miembros destacados eran Francisco Múgica Garmendia, 'Pakito' y José Antonio Urrutikoetxea, 'Josu Ternera', el único de los "históricos" que no está en prisión y que está en busca y captura tras no presentarse en el Supremo para responder por su imputación por el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en 1987.

El 'santuario francés'

Durante todo este tiempo, ETA tenía su 'cuartel general' en el sur de Francia, desde donde cobraba para financiarse el chantaje que enviaba a los empresarios vascos, lo que eufemísticamente la banda llama "impuesto revolucionario".

Las décadas de 1980 y 1990 se caracterizaron por una alternancia entre atentados como el de Hipercor (21 muertos), la cafetería Rolando de Madrid (13), la República Dominicana de Madrid (12), la casa-cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza (11) o la casa-cuartel de Vic (10) y éxitos policiales, como las sucesivas desarticulaciones de los 'comandos Vizcaya', 'Donosti', 'Araba', 'Nafarroa', 'Madrid', 'Eibar', 'Goierri' o 'Argala'.

La estructura organizativa de ETA sufrió un cambio a partir de 1983 por la aparición de los GAL y una modificación de la política de las autoridades francesas, que iniciaron el final del "santuario francés" con la detención de parte de la dirección etarra en 1984 y con la deportación a Gabón, dos años más tarde, del considerado máximo dirigente de la organización en esos momentos, Domingo Iturbe.

Las conversaciones de Argel

'Txomin' pasó de allí a Argelia, donde inició los primeros contactos con enviados del Gobierno español, pero su muerte en 1987 hizo que fuera sustituido por 'Antxon', que había sido expulsado a Ecuador. Los contactos fracasaron y los siguientes se produjeron en 1989, pese a que el "sucesor" de 'Txomin' en la dirección, 'Josu Ternera', fue arrestado.

Fueron las llamadas "conversaciones de Argel", en las que participaron José Luis Alvarez Santacristina, 'Txelis'; Ignacio Arakama Mendia, 'Makario', y Belén González Peñalva, 'Carmen', y que finalizaron con la vuelta a las armas de ETA, tras una tregua entre el 8 de enero y el 4 de abril de ese año.

La ruptura de las conversaciones supuso la deportación de los interlocutores a Santo Domingo y de otras decenas de etarras, que estaban en Argelia, a diferentes países de África. La nueva dirección la encabezaron entonces 'Txelis', 'Pakito' y José Arregui Erostarbe, 'Fiti'.

Cae la cúpula de Bidart

En 1992, meses antes de la inauguración de la Expo de Sevilla y las olimpiadas de Barcelona, ETA volvió a quedar descabezada. La detención en Francia de su "cúpula" directiva supuso uno de los golpes más duros recibidos por la banda y propició un notable descenso de su actividad, aunque continuaron los atentados. Cuatro años después, en 1996, ETA planeó su secuestro de mayor duración, el del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, liberado por la Guardia Civil tras permanecer 532 días en un zulo en Mondragón.

Para "compensar" el fracaso de esta acción, el 10 de julio de 1997 cometió el que se convertiría en el último de sus 77 secuestros, el del concejal del PP en el Ayuntamiento de Ermua, Miguel Ángel Blanco Garrido, que fue asesinado al cumplirse el plazo de 48 horas que la banda había dado para que el Gobierno de José María Aznar accediera a reagrupar a sus presos.

La muerte del edil de un tiro en la nuca produjo una de las mayores movilizaciones populares contra ETA, que acuñaron con el llamado "Espíritu de Ermua", un fenómeno que, según los expertos, llevo a la banda, debilitada internamente, a declarar el 16 de septiembre de 1998 una tregua unilateral e indefinida.

Los contactos del PP y el PSOE

Aunque inicialmente el Gobierno del PP la recibió con escepticismo, el 3 de noviembre de 1998 José María Aznar autorizó contactos para comprobar la voluntad de ETA. El entonces secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos, y el secretario de Estado de Seguridad, Ricardo Martí Fluxá, se reunieron el 20 de mayo de 1999 en Suiza con 'Mikel Antza', en unas conversaciones en las que también participó Belén González Peñalva, 'Carmen', que también había estado en la mesa de Argel y fue detenida poco después.

El 3 de diciembre de 1999, ETA rompió la tregua tras acusar al PNV y EA de romper el Pacto de Estella (Lizarra) sobre la "construcción nacional" de Euskadi, firmado por diversas formaciones nacionalistas vascas. Y el 21 de enero de 2000 materializó esa ruptura; ese día, el teniente coronel Pedro Antonio Blanco García falleció en Madrid a causa de la explosión de un coche bomba.

Desde la ruptura de esa tregua hasta la última que decretó en 2006, ETA asesinó a 46 personas y provocó heridas a más de trescientas. Sin víctimas mortales desde el 30 de mayo de 2003, los etarras volvieron a decretar otra tregua en marzo de 2006. Sin comunicado previo y en plena negociación con el Ejecutivo de Zapatero, la rompieron el 30 de dieciembre volando el aparcamiento de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas y matando a dos ecuatorianos. Tuvieron que pasar cinco meses para que ETA anunciara de manera oficial que rompía el alto el fuego.

Desde entonces, cuatro personas han sido asesinadas: tres guardias civiles y el ex edil del PSE en Mondragón, Isaías Carrasco.