Un poco de circo
En el Gobierno están poniendo velas a los santos. Imagino que Solbes debe estar rezando a todas horas para que ocurra el milagro deportivo. Sí, porque ganar la Eurocopa es una cuestión de fe. ¿Y qué tiene que ver la economía con el deporte? se preguntará usted. Pues, la relación se llama «distracción». En la antigua Roma, cuando los gobernantes tenían problemas y querían evitar que el vulgo se rebelara se organizaban rápidamente unos juegos en el circo. La gente se distraía viendo las luchas de gladiadores o las carnicerías de los leones. Se divertían con aquellos espectáculos sangrientos y dejaban de pensar en sus preocupaciones, por aquel entonces, básicamente poder comer.
Actualizado: GuardarA Zapatero, Solbes y company, le están viniendo muy bien en primer lugar las convulsiones del principal partido de la oposición y en segundo lugar los acontecimientos deportivos, que pueden suponer un bálsamo aunque sólo sea temporal. El deporte es capaz de paralizar este país y hacer que los ciudadanos centren su atención en el encuentro de turno. Y digo encuentro, porque entre todos los deportes, el fútbol es el rey. Así que, si la selección española se mantiene hasta la final en la Eurocopa, dará oxígeno al Gobierno. Será una situación ideal porque enseguida empezarían los juegos olímpicos y tendremos otro entretenimiento más para no pensar en la crisis económica. La tregua deportiva supondría, en cualquier caso, un poco más de tiempo para seguir jugando con los eufemismos y aplicar políticas de parches para intentar paliar la crisis económica. Me hizo gracia que esta semana la flamante Ministra de vivienda, Beatriz Corredor, dijera que el ajuste del mercado inmobiliario era «necesario y previsible». Ahora resulta que todo el mundo sabía que había una burbuja y que iba a reventar. Se sabía pero no se hizo nada, y aquellas tormentas traen estos lodos. Pues nada, distraigámonos con el fútbol para no pensar en el nivel de nuestros políticos y confiemos en que los nenes de Aragonés, al menos, nos den una pequeña alegría.
