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La derrota de Hillary

Es curioso, pero el gran triunfo de Barack Obama al obtener la candidatura presidencial está siendo contrapesado en términos de peso informativo por la derrota de Hillary Clinton y las especulaciones sobre su inmediato porvenir. Así, en la histórica madrugada del miércoles, cuando los recuentos oficiosos daban ya como asegurada la victoria de aquél, la atención se trasladaba a Nueva York, donde se aguardaba el mensaje de la senadora por el Estado.

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Formalmente, no tiró la toalla, aunque dijo que se debe atender a la unidad del partido y que sus decisiones inmediatas estarán coordinadas con la dirección demócrata. Pero todavía sin anunciar su retirada, como si quisiera dejar en el aire la posibilidad de dar una última batalla, por ejemplo recurriendo ante la comisión de credenciales del partido el reparto de delegados que el Comité Nacional Demócrata hizo en Michigan y Florida. Pero hay algo más y más inquietante: dejó decir a gente de su equipo que sopesa la posibilidad de proponerse como candidata a la vicepresidencia, una oferta que pondría al senador Obama en situación embarazosa, porque es sabido que Clinton suscita una considerable hostilidad (bien medida en los sondeos) entre los simpatizantes demócratas.

Se dice que el equipo Obama contaba con esa posibilidad y que la enfrentará creando el consabido comité de búsqueda del número dos, que propondrá varios nombres, como ha hecho entre los republicanos el candidato McCain. El fracaso de Hillary, a decir verdad inesperado, es, por lo demás un hecho trascendente porque traduce la derrota del diseño inicial del partido en su dimensión orgánica, práctica, profesional: ella parecía ser la candidata inevitable y cuando empezó a moverse en ese sentido hace un año y medio nadie se lo reprochó. La gente, con su voto y su gran participación, ha obligado a la alta dirección a resignarse y a los superdelegados a arrimarse a la preferencia de la base. Otra cosa es que tal preferencia sea la adecuada: a día de hoy los sondeos dan que ambos derrotarían a McCain, pero por muy poco y Clinton con un poco más de holgura (2,2 puntos frente a 1,4 según la página de RealClear).