EXPERIENCIA. Antonio Vacas representa a la tercera generación de la famila en Juva.
Jerez

Jerezanos y elegantes

El establecimiento Juva lleva más de ochenta años vistiendo a tres generaciones en el estilo más elegante y clásico

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Posiblemente la calle Larga no se entendería si no estuviera Juva en la antesala de la arteria. Se trata de un negocio que lleva ochenta y tres años abierto, vistiendo a más de tres generaciones de jerezanos. «Aquí ya somos también tres generaciones las que hemos llevado el negocio. Por supuesto que con los clientes pasa igual; abuelos, padres e hijos se han vestido en la tienda», comenta Antonio Vacas, el último de la familia al cargo de Juva.

Primero estuvo en la calle Remedios, lugar donde nació por parte de Juan Vacas, el primero de la saga. Después pasó durante algunos años a la calle Algarve, y el día de la Inmaculada del año 1945, se abría la tienda de la calle Larga, en el número ocho.

Su escaparate es de lo más distinguido de Jerez. Paños de primera calidad, corbatas sedosas y camisería de alta costura. Todo con mucho gusto. «Ahora todo es confección. En su día teníamos un taller que nos trabajaba a medida los trajes, pero a comienzo de los años ochenta pasamos a la confección», comenta Antonio Vacas.

Con gran influencia inglesa, tan tradicional en Jerez, Juva siempre vistió a muchos hombres del negocio de las bodegas y de la industria en de la ciudad en general.

Variedad

No faltan tejidos de diferentes estilos como el príncipe de gales, ojos de perdiz, filafil, alpaca, pata de gallo o la espiguita para los trajes más exclusivos.

Antonio Vacas, que de formas de vestir sabe un rato, conoce los secretos de muchos jerezanos, del gusto y de la elegancia. «Hay clientes que vienen con las ideas muy claras, y hay que dejarlos comprar a su antojo. Otros, en cambio, necesitan asesoramiento. Y para eso también estamos nosotros», afirma. La elegancia de la gente de Jerez, desarrollada gracias a comercios como Juva. «Antes sí que es cierto que a un jerezano se le conocía aunque estuviera en Bilbao con tan sólo observar cómo iba vestido y por la elegancia con la que lucía una corbata. Ahora la gente en general sabe vestir muy bien. Sin embargo, esta ciudad se ha diferenciado siempre por su gusto al vestir», concluye.