GOLEADOR. Capdevila es felicitado por Sergio Ramos tras marcar el gol de la victoria en el descuento. / EFE
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España ofrece síntomas de debilidad en vísperas de su debut en la Eurocopa

Ganó a Perú con un postrero gol de Capdevila, pero se atascó ofensivamente ante una zaga muy compacta Tampoco brilló en defensa donde regaló el empate a los sudamericanos tras un grave error de Carlos Marchena

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Aunque estos entrenamientos oficiales previos a la gran competición apenas sirven, España no dejó buenas sensaciones a diez días de la Eurocopa. Tocó mucho pero fue lenta y previsible, acusó su falta de extremos y, lo que es mucho más preocupante, falló atrás. Aunque Capdevila salvó los muebles sobre la bocina, había cedido el empate tras un regalo en un despeje de Marchena que no es de recibo en un equipo con aspiraciones. Uno de esos errores que te pueden dejar fuera de un campeonato y que vuelven a poner en tela de juicio el nivel de la zaga española, precisamente la única línea que Luis no tocó durante todo el partido.

Sabedores de que este tipo de pachangas apenas valen para distraerse, romper la monotonía de una concentración, mecanizar movimientos, ensayar alternativas tácticas y ganar ritmo, los españoles se lo tomaron con excesiva calma. Actuaron con el freno de mano echado, sin meter la pierna como es debido, ni arriesgar como en competición porque, sobre todas las cosas, hay que evitar lesiones. Y esa actitud timorata le molestó a Luis, obsesionado en «ganar, ganar, ganar y volver a ganar».

Ante un adversario menor, muy metido atrás y sin cuatro de sus mejores exponentes como castigo por irse de juerga, la selección comprobó que cuando hay que dar amplitud al juego es un problema jugar sin especialistas de banda. Luis gana toque con Iniesta tirado a la derecha pero pierde profundidad. Sergio Ramos sube por empuje, por facultades y por raza, pero dejó patente una vez más que el último pase no es su especialidad. Silva sirve más para este cometido por la izquierda, pero el canario tiene una tendencia innata a venirse al centro.

El olfato de Villa

De salida, Luis apostó por su teórico plan B, el del 4-4-2 sin Cesc y con Villa como acompañante de Torres. El de Hortaleza tiene 14 ó 15 jugadores básicos y quiere que todos se consideren titulares. Aunque Torres sea el elegido en principio para ejercer de único punta, Luis confía ciegamente en Villa porque es versátil, lee bien el juego, hace grupo y tiene quizá más gol que ninguno.

Hizo un final de curso soberbio y sigue en forma. Abrió la lata peruana antes del descanso y fue la mayor amenaza. El problema es que no acaba de entenderse con El Niño, que con España sigue sin ser el hombre decisivo del Liverpool. Se roban espacios y protagonismo.

Sólo el gol, un tiro de Xavi al palo tras colarse por el Butrón andino, una ocasión pintiparada errada por Iniesta y algunas pinceladas de calidad trazadas por Silva y Villa salvaron un primer tiempo anodino.

En la reanudación, el clásico carrusel de cambios de estos bolos. Enseguida, Luis cambió el sistema, pasó a jugar con un centrocampista de contención por delante de la defensa y sólo un punta. Resulta significativo que el medio de cierre fuese el debutante De la Red y no Senna, que actuó por delante. Y arriba estuvo Güiza, que sigue peleado con su primer gol en la selección.

Estuvo bastante bien Cazorla, otro de los nuevos y recibido como un ídolo en Huelva. También se estrenó Sergio García. Probó también Luis a Fábregas sin Xavi. Quería ver si Cesc se acercaba al nivel del Arsenal sin la sombra de su paisano. Pero no era el día. Tanto decayó España que Perú se vino arriba en busca del empate. Se lo tomó más en serio, prueba de ello fue el acoso a Iniesta que hasta hizo revolverse al manchego, lo que ya es noticia, y encontró premio. Obligó a lucirse un par de veces a Casillas, siempre atento, antes de aprovechar el regalo de Marchena. Capdevila arregló el desaguisado de volea y con la derecha.